Pueblo
Introducción
Los Wampis son un pueblo indígena u originario perteneciente a la familia lingüística Jíbaro. Al igual que otras culturas de la alta Amazonía, los Wampis se caracterizaban por una forma de vida guerrera, con eventos de enfrentamiento en torno a su espacio territorial, lo cual les permitió mantenerse como comunidad (Pérez & Delgado, 2019). Actualmente, se caracterizan por la defensa de su territorio y el uso de estrategias políticas y organizativas que guardan una estrecha relación con su cosmovisión ancestral (Romio, 2014; Gómez, 2018; Pérez & Delgado, 2019).
El territorio del pueblo Wampis abarca un área amazónica extensa, entre el sur de Ecuador y el norte del Perú, que en pre-épocas coloniales habría llegado hasta las costas del Pacífico. Actualmente, viven en el cruce de dos importantes cursos de agua: los ríos Morona (Kankaim) y Santiago (Kanús). Precisamente, son estas las vías de acceso más importantes para el comercio y contacto con el territorio (Pérez & Delgado, 2019).
De acuerdo a la división político-administrativa, se encuentran ubicados mayoritariamente en el departamento de Amazonas, específicamente en el distrito de Río Santiago, provincia de Condorcanqui. Este distrito forma parte de la zona denominada Alto Marañón, junto con los distritos de El Cenepa, Nieva (provincia de Condorcanqui) y con el distrito de Imaza (provincia de Bagua). Este territorio es habitado también por el pueblo Awajún y, además, guarda similitudes geográficas, climáticas y culturales (Calderón Pacheco, 2013).
El Alto Marañón limita al norte con el Ecuador, teniendo como límite natural la Cordillera del Cóndor; al este con el departamento de Loreto, cuyo límite natural es otra cordillera, la denominada Kampagkis; al sur limita con las provincias de Bongará y Utcubamba del departamento de Amazonas; y al oeste limita con las provincias de San Ignacio y Jaén, pertenecientes al departamento de Cajamarca (Calderón Pacheco, 2013).
Específicamente, el distrito de Río Santiago se ubica en el valle que forma el río Santiago y tiene una extensión de 8,380 km2, el cual representa el 37% de todo el territorio del Alto Marañón. Por las características y la ubicación de las comunidades indígenas a lo largo del río Santiago se distinguen tres zonas: Alto Santiago, Medio Santiago y Bajo Santiago. En la primera de estas, habitan exclusivamente comunidades Wampis, desde Kiin-Entsa hasta la comunidad de Papayacu, en la frontera con Ecuador. En Medio Santiago también existen comunidades Wampis, desde Progreso hasta Kamit Entsa, así como algunas comunidades Awajún y el asentamiento mestizo La Poza. Finalmente, en Bajo Santiago habitan comunidades indígenas Awajún, un asentamiento mestizo y la comunidad interétnica San Juan (Calderón Pacheco, 2013).
Según la clasificación ecológica, el distrito de Río Santiago posee las características del bosque muy húmero tropical con temperaturas que llegan a los 35°C y precipitación pluvial promedio de 3,000mm. Las mayores temperaturas se dan entre los meses de julio a noviembre, que coinciden con la época de menos lluvias (Calderón Pacheco, 2013).
De acuerdo a la información contenida en la Base de Datos Oficial de Pueblos Indígenas u Originarios (BDPI), el pueblo indígena u originario Wampis cuenta con un total de 87 localidades en las que viven y/o ejercen sus derechos colectivos, de las cuales 36 cuentan con reconocimiento como comunidad nativa. De acuerdo a los Censos Nacionales 2017, la población de dichas localidades asciende a 11,824 personas aproximadamente. Asimismo, a nivel nacional, 6,292 personas se sienten o consideran parte del pueblo Wampis.
Otras denominaciones
- Huambiza, Shuar-Huampis
Tipo de pueblo indígena
Ámbitos territoriales con presencia tradicional
- Cuencas del río Morona y Santiago, ubicadas en los distritos de Nieva y Rio Santiago, provincia de Condorcanqui, departamento de Amazonas; y en el distrito de Morona, provincia de Datem del Marañón, departamento de Loreto.
Historia
Pre-Colonial
Al igual que el pueblo Awajún, la historia más remota del pueblo Wampis está vinculada a la cultura prehispánica Moche, desarrollada entre los años 200 y 700 d.C. en la costa del Perú. Algunos autores señalan la posibilidad de un encuentro entre los Moches con los Wampis y Awajún, pues los primeros habrían llegado a la selva amazónica para obtener el oro con el que trabajaban su orfebrería (Regan, 2010; Ministerio de Cultura, 2015). Como prueba de ello, los moches estarían representados en relatos Awajún y Wampis como personajes míticos llamados “Iwa”. Los relatos mochicas habrían sido adoptados y adecuados por estos pueblos indígenas, según su medio ambiente y cultura como producto de un intercambio cultural (Ministerio de Cultura, 2015).
Por otro lado, la presencia Inca en el Alto Marañón fue de manera indirecta dado que no existen rastros de su presencia en la zona que actualmente se conoce como la provincia de Condorcanqui ni ninguno de los márgenes de los ríos Marañón, Cenepa ni Santiago. Sin embargo, se conocen los esfuerzos sin éxito por explorar e intentar conquistar esta zona por Túpac Inca Yupanqui (Sterling 1938 citado en Brown, 1984; Denevan, 1980 & Lathrap, 1981 en Calderón Pacheco, 2013; Ministerio de Cultura, 2015).
Colonial
La llegada de los españoles inaugura un nuevo proceso de transformaciones. La actual zona del Alto Marañón fue una de las primeras en llamar la atención, debido a la existencia de oro en sus ríos. En 1546 se fundó la ciudad de Jaén de Bracamoros, a la cual siguieron otras cinco en un lapso de 30 años: Zamora (1550), Valladolid (1557), Santiago de las Montañas (1558[1]), Logroño de los Caballeros (1564) y Sevilla de Oro (1576) (Santos, 1987 en Calderón, 2013). De estas, Santiago de las Montañas, actual comunidad San Juan de Kanus, fue la primera villa en territorio Wampis. A partir de la fundación de estas ciudades, los españoles iniciaron la explotación de oro en la isla del mismo nombre. Cansados del abuso de los españoles, un ejército guerrero Wampis encabezado por el Pamuk Kirup, atacó la villa en el año 1599, en donde asesinaron al gobernador echándole oro hervido (Gómez, 2019 en Pérez & Delgado, 2019).
Conocido como el “levantamiento Jíbaro”, el gran movimiento asumió la forma de confederaciones militares interétnicas de gran magnitud, con líderes locales sin jefatura centralizada que logró movilizar contingentes de 500 a 1000 guerreros para acciones concretas como ataques coordinados, generalizados y de carácter temporal gracias a los cuales pudieron cerrar el tránsito de los conquistadores en gran parte de su territorio, conformando una <<frontera de guerra>> que se mantuvo hasta fines del siglo XIX (Santos, 1987 & 1992 en Calderón Pacheco, 2013; Garra & Riol, 2014 en Pérez & Delgado, 2019).
República
Es recién en el siglo XX, que se produce una interrelación sostenida entre el mundo occidental y el mundo Wampis mediante el establecimiento de diferentes misiones. En el año 1925 se estableció un grupo de misioneros nazarenos. Luego, en 1947 ingresó el Instituto Lingüístico de Verano (ILV), con el objetivo de educar a la población indígena y traducir la Biblia a la lengua wampis y awajún, bajo un convenio firmado con el gobierno peruano, durante el periodo de la dictadura del general Odría. Por último, los jesuitas, quienes tuvieron algunos intentos anteriormente, se volvieron a establecer a partir de 1949 (Pérez & Delgado, 2019).
En la década de 1960, el Estado peruano estableció la política de fronteras vivas. Estas consistían en asentamientos de colonos en las zonas de fronteras, supuestamente despobladas, con el fin de garantizar los límites territoriales del país. Se pensaba que la ocupación por pueblos indígenas no era "garantía suficiente para la defensa de las fronteras nacionales" (Espinosa, 1993 citado en Regan, 2007). De esta manera, llegó por primera vez la educación pública al pueblo Wampis, generando cambios en la organización y distribución territorial. Aquellos que solían vivir en las alturas de las quebradas, en los valles de las montañas y dispersos en el territorio, se asentaron en las orillas de los ríos, agrupados en familias grandes o núcleos conocidos actualmente como comunidades nativas.
Entre las décadas de 1960 y 1970, se produjo un nuevo ingreso masivo de colonos debido a la exploración de petróleo en la zona de Putuim y Piuntza, en el río Santiago. Una vez terminada la construcción del Oleoducto Norperuano, muchos de los obreros se quedaron en la zona como agricultores o comerciantes (Regan, 2007; Pérez & Delgado, 2019). Con la promulgación de la Ley de Comunidades Nativas de 1974, y tras un intenso trabajo de demarcación y legalización, los Wampis y Awajún han logrado titular importantes extensiones territoriales bajo la forma de comunidades nativas y reservas comunales (Pérez & Delgado, 2019).
A partir de la década del 90, se abre paso a políticas económicas que buscan la atracción de capitales nacionales y extranjeros, especialmente, para la explotación de recursos naturales con excepción de las áreas naturales protegidas. Sin embargo, dada la inestabilidad política de esos años, es a partir del 2006 que se trataron de disponer de una serie de legislaciones percibidas por los pueblos indígenas como una amenaza para su territorio. Esto llevó a las organizaciones indígenas amazónicas a realizar movilizaciones nacionales: en el 2008 se realizó el Primer Paro Nacional Amazónico y en abril 2009 se inició un Segundo Paro Nacional Amazónico. En especial, los pueblos Awajún, Wampis y Achuar, así como colonos del Alto Marañón se organizaron para manifestarse en puntos estratégicos tales como la carretera Fernando Belaúnde Terry y la Estación 6 de PETROPERÚ, entre otros (Defensoría del Pueblo, 2010).
Como señala Regan (2010), este segundo paro fue organizado con varias semanas de anticipación: se recolectó y analizó mucha información con la participación de ancianos y ancianas, líderes escogidos, licenciados del ejército y estudiantes universitarios. La preparación y realización de cada etapa del paro se hizo por consenso. Se escogieron a líderes respetados, principalmente, para cumplir un papel de coordinación en el aspecto operativo, más no se les otorgó poder de mando. Se formaron comités de lucha en cada uno de los cinco ríos de la zona: Imaza, Nieva, Cenepa, Marañón y Santiago. De igual forma, se establecieron coordinadores de logística para coordinar la alimentación y el transporte. Particularmente, el uso de celulares permitió una comunicación rápida entre ellos. Por último, los ancianos múun aportaron desde su experiencia y sabiduría y las ancianas ofrecieron fuerza y protección por medio de sus canciones sagradas, anen.
La demanda de las organizaciones indígenas a nivel nacional fue la derogación de distintas normas: Decretos Legislativos N° 1020, 1064, 1089, 1090, la Ley N° 29338 que modifica el D.L. N° 1090, entre otros. A pesar de que se iniciaron procesos de diálogo para dar solución a este conflicto, la suspensión del debate sobre la derogación del D.L. N° 1090 aumentó la desconfianza y el descontento de la población indígena. Como consecuencia, el 05 de junio de 2009 se produjeron graves sucesos de violencia que han sido materia de investigación: uno en la Curva del Diablo, en el marco de un operativo de desalojo de indígenas y otros manifestantes apostados en la carretera Fernando Belaúnde; un segundo hecho tuvo lugar en la Estación N° 6 de PETROPERÚ, en Imaza; y un tercer hecho, en las simultáneas protestas violentas contra las entidades públicas en las localidades de Bagua (Amazonas) y Utcubamba (Jaén, Cajamarca). Estos dejaron 33 personas fallecidas (23 efectivos policiales, cinco pobladores de Bagua y cinco indígenas), un policía desaparecido y 200 personas heridas (82 presentaron lesiones producidas por armas de fuego y, de éstas, 17 mostraban lesiones ocasionadas por perdigones) (Defensoría del Pueblo, 2010).
Este conflicto social, en el que los pueblos Awajún y Wampis tuvieron un papel primordial, ha marcado un punto de quiebre en el reconocimiento de los derechos colectivos de los pueblos indígenas u originarios. Con el fin de evitar más pérdidas humanas, se llevó a cabo un proceso de diálogo en donde se logró derogar cuatro decretos legislativos por los que se iniciaron las protestas. Del mismo modo, estos procesos permitieron la elaboración, con participación de las organizaciones nacionales indígenas y originarias, y promulgación de la Ley de Consulta Previa en el 2011 (Cavero, 2011).
[1] Según Gómez (2018), su fundación data del año 1564.
Expresiones Culturales
- Festividades y Celebraciones
El pueblo Wampis, al ser un pueblo guerrero como otros pueblos jíbaros, practicaba también la ceremonia del tsántsa (cabezas reducidas). Antiguamente, cuando un guerrero Wampis asesinaba a un enemigo, cortaba rápidamente la cabeza de la víctima en la base del cuello. Este llevaba la cabeza colgándola a su espalda con una soga. Después de haber avanzado un largo trayecto, el grupo se detenía para empezar la preparación del tsántsa.
El cráneo era retirado cuidadosamente para mantener únicamente la piel y cabello. Luego, este era hervido por aproximadamente media hora, se reducía el tamaño original de la piel y se añadían piedras calientes en su interior. De regreso a su aldea, los propietarios del tsántsa se detenían de rato en rato para ir secando la piel con piedras calientes y arena. Todo este proceso debía hacerse con cuidado, pues, se buscaba que la cabeza mantuviera su aspecto vivo. La piel era frotada con carbón y los labios eran sellados con palillos de chonta. El objetivo de realizar todo este procedimiento era evitar que el alma de la víctima tomara venganza sobre el ejecutor (Brown, 1984).
Cada uno de estos pasos eran de vital importancia: al reducir la cabeza, se obligaba entrar al alma de la víctima; al oscurecer la piel con carbón, el alma era impedida de ver hacia fuera; y, al coser la boca, se ayudaba a retener el espíritu. Además, al lograr todo ello, se controlaba la potencial fuerza negativa del alma de la víctima; de manera que, se limpiaba al asesino de la impureza asociada con la muerte exitosa de adversario (Brown, 1984).
El descubrimiento de tsántsas por los europeos, produjo un tráfico de cabezas reducidas. Estas eran intercambiadas por un rifle, el cual era muy llamativo por la población nativa. Algunos historiadores señalan que este interés por las armas de fuego incrementó los enfrentamientos entre Wampis y Awajún. No obstante, a inicios de 1900 los gobiernos del Perú y Ecuador prohibieron el tráfico de tsántsa. En la actualidad, esta es una práctica completamente extinta en el pueblo Wampis y Awajún (Brown, 1984).
Vestimenta y Trajes Tradicionales
De la indumentaria Wampis, destaca el tarach: vestido tradicional de la mujer, que se anuda dejando un hombro al descubierto; el itíp: vestido tradicional del hombre a modo de falda; el kugku: cinturón de mujer con colgantes de caracoles y semillas; y, finalmente, los kugku shakáp: adornos corporales. En su mobiliario son notables el chimpuí (banco), y en sus recipientes el amamuk (vasija grande de barro, decorada) (AIDESEP, FORMABIAP, Fundación Telefónica: s.f.).
Lengua
- La lengua wampis (ISO: hub) pertenece a la familia lingüística Jíbaro, es hablada por el pueblo Wampis y se encuentra en estado vital. Los resultados de los Censos Nacionales 2017 indican que 3,569 personas aprendieron a hablar en su niñez en la lengua wampis. Para mayor información, se recomienda la revisión de la Ficha de la lengua wampis y el Mapa Sonoro Estadístico de Lenguas Indígenas u Originarias del Ministerio de Cultura.
Cosmovisión y sabiduría ancestral
Mitos, dioses y visiones del mundo
La cosmología Wampis y Awajún está configurada por un dinamismo paradójico y endémico, a través del cual las oposiciones, antítesis y conflictos se crean a un nivel para ser disueltos, mediados y sintetizados en otro nivel (Calderón Pacheco, 2013).
La narración mítica de Étsa, dios del firmamento y la atmósfera, relata sucesos cosmogónicos cíclicos pertenecientes a la esfera del aire y del firmamento. De acuerdo a los análisis de los mitos sobre Étsa realizados por Ballón y García Rendueles (1978), Étsa llegó a la tierra en forma de hombre. Su labor fue muy importante establecer la organización social en el mundo Wampis y Awajún. Los hombres aprendieron a usar plantas alucinógenas para obtener visiones, con las cuales podrían conquistar a sus enemigos y evitar las enfermedades. Los terribles monstruos de la antigüedad fueron destruidos o se convirtieron en seres inofensivos. De esta manera, Étsa empezó a enseñar a los Wampis y Awajún las actividades que regirían sus vidas como la caza, la preparación del terreno para hacer la chacra, la pesca y la construcción de las cosas, entre otros (Calderón Pacheco, 2013).
Por otro lado, se considera que el cielo más alto es dominio de Apajuí, padre o creador. Este lugar alberga las almas de los muertos y en donde viven una vida muy parecida a la de la tierra. Las estrellas, Iwánchi jínti, son el camino que siguen las almas para llegar al cielo. Según la cosmología Wampis y Awajún, debajo de las estrellas se encuentran el sol y la luna; y en el horizonte lejano, fuente de las tormentas y los vientos, viven las almas de los antiguos guerreros, ajútap (Calderón Pacheco, 2013).
Nugkui, dios de la tierra, se encuentra presente en relatos relacionados a la horticultura, la cerámica, cocina, alimentación, producción y domesticación. Su morfismo y atributos son descritos como femeninos, razón por la cual la tierra es considerada como un espacio también femenino (Calderón Pacheco, 2013).
Mundo espiritual y seres no humanos
Tradicionalmente, dentro de la sociedad Wampis se le daba una gran importancia al poder de los espíritus. Estos podían distinguirse en tres tipos: el espíritu de la venganza, espíritu de la vida futura, y espíritu del poder. Cuando una persona era asesinada, el espíritu de la venganza buscaba vengar su muerte. Después de la muerte, el espíritu de la vida futura llevaba al difunto para seguir viviendo en “la tierra de la buena caza”. El espíritu de poder daba mucha fortaleza y hacía invencible al que lo recibía. La persona podía aumentar ese poder por medio de actos de valentía, por medio de visiones producidas por la ayahuasca o matando a alguien. El que mataba a un hombre, podía recibir el espíritu de poder de la víctima. Una vez que entraba en el hombre, el espíritu se manifestaba por medio de su fuerza personal, una voz fuerte para hablar, mucha valentía y el poder para matar (Instituto Lingüístico de Verano, 2006).
Como se indicó anteriormente, el contacto con los espíritus podía aumentar por medio de las visiones. Estas eran inducidas por medio de plantas alucinógenas como la ayahuasca (natem) y tabaco (tsaan). Las fuerzas y conocimientos transmitidos por las visiones permiten que las personas orienten su futuro y adquieran habilidades prácticas tales como el manejo de cantos rituales, el cultivo de la chacra, la guerra y la caza (Fuller, 2013).
Tradicionalmente, al llegar a la pubertad los niños pasaban por un periodo de varios meses de vida de pureza y sacrificio personal en el cual consumían alucinógenos (tabaco, ayahuasca y toé) para obtener la visión. De esta forma, podían encontrarse con un ajútap, o arútam (el dios tutelar que los protegería en su vida) y convertirse en waymaku, (alguien que ha tenido una visión). En la actualidad estos ritos de paso tienden a desaparecer, aunque se sigue practicando el uso de alucinógenos para obtener la visión (Fuller, 2013).
Si bien el uso de estas plantas alucinógenas son los medios más importantes para comunicarse con el lado espiritual de la realidad, los ensueños o visiones naturales al dormir también ayudan a alcanzar dicho fin. Los hombres manifiestan que en alguna vez mientras dormían se les apareció un ajútap para darles un mensaje importante para su vida y la de su familia. De igual forma, también son frecuentes los sueños que permiten un contacto directo con seres espirituales o que anuncian algún evento futuro, como el porvenir de las actividades de caza, el estado de salud, el anuncio de visitas o un suceso negativo (Calderón Pacheco, 2013).
Identidad
Autodenominación y otras denominaciones
Anteriormente, el pueblo Wampis recibía la denominación “Huambisa”, término impuesto por foráneos. No obstante, estos han preferido la autodenominación de “Wampis”. Según la posición geográfica, los Wampis toman las autodenominaciones de "Yakínia Shuar" (shuar de río arriba) o de "Tsumú Shuar" (shuar de río abajo) de los ríos Kuankus y Yaupi, afluentes del río Santiago, en Ecuador (AIDESEP, FORMABIAP, Fundación Telefónica, s.f.).
Relación con otras identidades o expresiones culturales
El pueblo Wampis tiene una historia en común y encontrada con el pueblo Awajún. En primer lugar, ambos pueblos pertenecen a la misma familia lingüística Jíbaro. Por otro lado, ambos al cohabitar un mismo territorio como el del Alto Marañón, mantuvieron constantes enfrentamientos; sin embargo, también formaron alianzas para poder enfrentar a un enemigo en común: intentos de invasiones como la de la cultura Inca y los de la conquista española. En la actualidad, han mantenido estas alianzas estratégicas para hacer frente a problemáticas socioambientales. Un ejemplo de ello es el Consejo Aguaruna y Huambisa (CAH) formado en 1977.
Participación en relación al Estado
- Participación en procesos de consulta previa
A nivel nacional, las siete (7) organizaciones nacionales representativas de los pueblos indígenas y originarios han participado en la implementación de cinco (5) procesos de consulta previa en la medida administrativa de un (1) Decreto Supremo, una (1) Resolución Ministerial y tres (3) Reglamentos de Ley:
● Proyecto de Decreto Supremo que aprueba la Política Sectorial de Salud Intercultural.
● Propuesta del Reglamento de la Ley Forestal y Fauna Silvestre.
● Propuesta de Resolución Ministerial que aprueba el Plan Nacional de Educación Intercultural Bilingüe.
● Propuesta de Reglamento de la Ley de Lenguas Originarias.
● Propuesta del Reglamento de la Ley Marco sobre Cambio Climático.
Además, el pueblo Wampis, de manera específica, ha participado de dos (2) procesos de consulta previa:
● Lote de hidrocarburos 165
● Propuesta de categorización de la Zona Reservada Sierra del Divisor como Parque Nacional
Participación en espacios de difusión cultural
La Feria Nacional de Artesanía Arte Nativa (ARTE NATIVA), organizada por la Dirección General de Artesanía del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (MINCETUR) es un espacio de difusión cultural en el que participan representantes del pueblo Ashaninka.
La Feria ARTE NATIVA fortalece la valoración de los talentos, habilidades, conocimientos y técnicas, además de promover el trabajo colaborativo, la protección del medio ambiente, la interculturalidad y la generación de alianzas entre todos los actores del sector artesanal. De tal manera, los expositores del pueblo Wampis presentaron productos culturales en cerámica y bisutería en la edición del 2017.
Por otro lado, el Programa para la salvaguardia del arte tradicional peruano “Ruraq Maki, hecho a mano” , articulado por la Dirección de Patrimonio Inmaterial, el Museo Nacional de la Cultura Peruana, el Proyecto Qhapaq Ñan y las Direcciones Desconcentradas de Cultura, todas ellas instancias del Ministerio de Cultura, es otro espacio de difusión cultural en el que participan representantes del pueblo Wampis.
En ese sentido, Ruraq Maki, hecho a mano, es uno de los esfuerzos públicos para el registro, la investigación y la difusión del arte popular tradicional. Para la organización de cada edición se convoca la participación de artistas populares tradicionales de todas las regiones del país quienes, a través de su arte, mantienen vigentes prácticas tradicionales y ancestrales, muchas de las cuales se remontan a períodos prehispánicos. De tal manera, los expositores del pueblo Wampis presentaron adornos como pinturas que retratan cuentos del pueblo, entre otros.
Bibliografía
AIDESEP, FORMABIAP, Fundación Telefónica. (s.f.). Ojo Verde. Cosmovisiones amazónicas. Obtenido de http://web.archive.org/web/20090123025302/http://ojoverde.perucultural.org.pe/home.html
Brown, M. (1984). Una paz incierta. Historia y cultura de las comunidades aguarunas frente al impacto de la carretera marginal. Lima: Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica.
Calderón Pacheco, L. (2013). Hacia una radiografía de los pueblos awajún y wampis del Alto Marañón, Amazonas. Lima: CBC/GIZ.
CARE Perú. (2009). Relaciones de Género en la Sociedad Awajún. Lima: Care Perú.
Cavero, O. (2011). Después del Baguazo: informes, diálogo y debates. Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú.
Defensoría del Pueblo. (2010). Informe de la Defensora del Pueblo a la Comisión del Congreso de la República que investiga los sucesos de Bagua, aledaños y otros. Lima: Defensoría del Pueblo.
Fuller, N. (2013). Sexo, peligro y poder. Sexualidad y género entre los wampís awajún. En M. M. J. Valcuente, Diversidad sexual en Iberoamérica (págs. 51-66). Sevilla: Laboratorio Iberoamericano para el Estudio Sociohistórico de las Sexualidades. Univesidad Pablo de Olavide.
Gómez, T. (2018). Repensando el Estado y la política desde la autonomía indígena: la construcción del Gobierno Territorial Autónomo de la Nación Wampis. Debates en Sociología, 187-218.
Instituto Lingüístico de Verano. (2006). Pueblos del Perú. Lima: Instituto Lingüístico de Verano.
Mayor, P., & Bodmer, R. (2009). Pueblos indígenas de la Amazonía Peruana. Iquitos: Centro de Estudios Teolígicos de la Amazonía.
Ministerio de Cultura. (2015). Los pueblos achuar, awajún, kandozi y wampis. Lima: Ministerio de Cultura.
Pérez, W., & Delgado, D. (2019). Autonomías indígenas en la Amazonía peruana. La experiencia del pueblo wampis. Debates en sociología, 121-138.
Regan, J. (2007). Valoración cultural de los pueblos awajún y wampis. Lima: INRENA.
Regan, J. (2010). Los awajún y wampis contra el Estado: una reflexión sobre antropología política. Investigaciones Sociales, 19-35.
Romio, S. (2014). Entre discurso político y fuerza espiritual. Fundación de las organizaciones indígenas awajún y wampis (1977-1979). Anthropológica, 139-158.
Lengua
-
Wampis
Descripción general
La lengua wampis: ISO (hub) pertenece a la familia lingüística Jíbaro y es hablada por el pueblo del mismo nombre únicamente en territorio peruano (Unicef, 2009). Se habla en las provincias de Condorcanqui y Datem del Marañón, en los departamentos de Amazonas y Loreto, respectivamente. Recientemente, por la migración de sus hablantes, también se habla en el departamento de Cajamarca (Ministerio de Educación, 2013).
Tradicionalmente, esta lengua ha sido conocida con el nombre huambisa, pero hoy sus hablantes prefieren que se utilice la denominación wampis. Larson (En Corbera, 2000), luego de un análisis léxico, señala que el wampis está muy relacionado con el awajún, al punto de considerarlas variedades de una misma lengua. Overall (2007) tiene una opinión similar, ya que debido a la inteligibidad mutua entre hablantes de estas dos lenguas, las considera como un “grupo de dialectos” (variedades geográficas de una lengua).
Tipo de lengua
- Amazónica
Familia Linguística
- Jíbaro
Población que tiene la lengua como lengua materna
Son 3,569 las personas que aprendieron a hablar en la lengua wampis.
Grado de vitalidad de la lengua
Según el Ministerio de Educación (2018), se trata de una lengua vital.
Situación de su escritura
El Ministerio de Educación junto a representantes del pueblo Awajún realizó un trabajo conjunto de normalización de su alfabeto. Como resultado, desde el año 2013 cuenta con un alfabeto oficial (Resolución Directoral. N° 001-2013-ED, Resolución Directoral N° 0040-2013-ED y Resolución Ministerial N° 303-2015-MINEDU).
Las grafías de este alfabeto son 18: a, ch, e, i, j, k, m, n, ñ, p, r, s, sh, t, ts, u, w, y. Con este alfabeto se han elaborado materiales educativos para preservar la lengua y la identidad cultural del pueblo (El Comercio, 2014).
Intérpretes y traductores registrados
Actualmente, en el marco de la implementación de la Ley N° 29735 (Ley de Lenguas), el Ministerio de Cultura ha registrado a siete (7) traductores e intérpretes de la lengua wampis.
Pueblos que hablan la lengua
Bibliografía
EL COMERCIO (Ago-2014) “Minedu publica textos escolares en 18 lenguas originarias”. El Comercio [versión web]. Disponible en http://elcomercio.pe/peru/pais/minedu-publica-textos-escolares-18-lenguas-originariasnoticia-1751983
CORBERA, Angel (2000) “Aspectos de la morfología nominal aguaruna (Jíbaro)”. En Voort & Kerke (Eds.) Indigenous Languages of Lowland South America [Indigenous Languages of Latin America, 1]. pp. 213-223.
MINISTERIO DE EDUCACIÓN DEL PERÚ (2013) Documento Nacional de Lenguas Originarias. Lima: Ministerio de Educación. Disponible en: https://centroderecursos.cultura.pe/es/registrobibliografico/documento-nacional-de-lenguas-originarias-del-perú.
MINISTERIO DE EDUCACIÓN DEL PERÚ (2018) Lenguas Originarias del Perú. Lima: Ministerio de Educación. Disponible en: https://centroderecursos.cultura.pe/ es/registrobibliografico/lenguas-originarias-del-perú.
OVERAL, Simon E. (2007) A Gramar of Aguaruna. Tesis para optar el grado de Doctor of Philosophy. Bundoora: La Trobe University. Disponible en http://core.kmi.open.ac.uk/download/pdf/16399308.pdf
UNICEF (2009) Atlas sociolingüístico de los pueblos indígenas en América Latina. Tomo I. Cochabamba: UNICEF, AECID, FUNPROEIB Andes.