Pueblo
Introducción
Los Yanesha son un pueblo indígena u originario cuya lengua pertenece a la familia lingüística Arawak. Entre sus características más importantes se encuentra la resistencia de su identidad étnica a lo largo del tiempo. Esta se ha construido en relación a la sociedad nacional, pero al mismo tiempo intentando no perder los valores ancestrales que poseen (Caminha de Souza, 2014).
La identidad cultural de los Yanesha se encuentra vinculada con la cosmovisión del pueblo, la cual compone un conjunto de saberes sobre los bosques, los animales y la vida en comunidad. Para ellos es importante vivir en armonía con sus pares, la relación con el territorio, así como impulsar el idioma puesto que se observa que las generaciones más jóvenes lo están olvidando (Ministerio de Cultura, 2014).
Antiguamente, se estimaba que el territorio Yanesha se extendía en un espacio mucho más amplio del que se compone en la actualidad. Al momento del contacto con los españoles, los asentamientos de este pueblo indígena iban desde lo que en la actualidad es Pozuzo, en el norte, hasta el nacimiento del río Chanchamayo en el sur. Asimismo, también comprendía los valles de los ríos Huancabamba, Chorobamba y Paucartambo por el oeste y las zonas del Alto Perené, Villa Rica, Cacazu, Alto Palcazu y Azupizú, por el este. En todo este espacio, el punto más importante fue el concurrido Cerro de la Sal, lugar donde se celebraban encuentros e intercambios entre diversos pueblos indígenas u originarios desde tiempos anteriores a la colonia (Santos Granero, 2004a, 2004b).
Con el pasar de los años, los Yanesha han sido desplazados hacia la zona este y norte de su territorio ancestral. En ese sentido, en la actualidad, la mayoría de sus localidades se pueden ubicar principalmente en los valles de los ríos Palcazú, Cacazu y Pachitea, en los departamentos de Huánuco, Pasco y Junín (Ministerio de Cultura, 2014).
El ecosistema donde habitan los Yanesha se caracteriza por comprender grandes hectáreas de bosque tropical con climas húmedos. La superficie posee altitudes entre 400 a 1800 m.s.n.m. (Caminha de Souza, 2014). Al igual que otros pueblos indígenas u originarios que habitan la selva central, la zona donde se encuentran se caracteriza principalmente por dos tipos de estaciones: la estación seca y la estación de lluvias. La primera se denomina charo y va de marzo a octubre, mientras que la segunda es llamada huepo y dura de noviembre a febrero aproximadamente. Estos climas determinan también una forma particular de entender el tiempo, siendo que algunos Yanesha miden cuánto tiempo ha transcurrido de acuerdo a cuántas estaciones secas o veranos pasaron (Santos Granero, 2004b)
De acuerdo a la información contenida en la Base de Datos Oficial de Pueblos Indígenas u Originarios (BDPI), el pueblo indígena u originario Yanesha cuenta con un total de 75 localidades en las que viven y/o ejercen sus derechos colectivos, de las cuales 38 cuentan con reconocimiento como comunidad nativa. De acuerdo a los Censos Nacionales 2017, la población de dichas localidades asciende a 14,314 personas aproximadamente. Asimismo, a nivel nacional, 4,730 personas se sienten o consideran parte del pueblo Yanesha.
Otras denominaciones
- Amuesha, Amage, Amuexia
Tipo de pueblo indígena
Ámbitos territoriales con presencia tradicional
- Cuencas del río Cacazu, Palcazú, Pachitea y Pichis en los departamentos de Huánuco, Junín y Pasco
Historia
Pre-Colonial
Según los abuelos y abuelas Yanesha, los indicios del pueblo se pueden mapear más allá de las fronteras del territorio donde habitan, siendo sus orígenes referidos a la ciudad de Lima (CHIRAPAQ, 2019a). De acuerdo a investigadores como Richard Chase Smith (1999, 2004), los Yanesha se habrían extendido hasta la costa del océano Pacífico, guardando vínculos con la cultura Lima, así como el centro de ceremonias conocido en la actualidad como Huaca Pucllana.
En ese sentido, los Yanesha representan un pueblo donde tempranamente se hizo contacto con sociedades andinas y con los Incas. Para Santos Granero (1994) y Smith (1999), esto se evidencia a partir de los relatos, mitos, al igual que la inclusión de palabras andinas dentro del vocabulario Yanesha. Por ejemplo, los préstamos del quechua se ven expresados en términos que refieren a cosas y también en referencia a estados emocionales.
Se estima que del contacto entre sociedades andinas y amazónicas se produjeron varios enfrentamientos, los cuales fueron reemplazados por algún tipo de relación de intercambio de productos, tecnologías y rasgos culturales. Asimismo, los investigadores señalan que entre los años 1000 y 1500 d.C. existen muestras que esta relación con los andinos se tornó hostil (Smith, 2004).
Santos Granero (2004b), ha documentado el mito de “Enc, el Inca tirano”, el cual sería indicio de que este pueblo estuvo bajo la subordinación de los Incas o posiblemente manteniendo estrecho vínculo con agentes del imperio, puesto que los Yanesha mantenían un conocimiento de primera mano de sus prácticas políticas, económicas y sociales.
Colonial
A diferencia de otros pueblos indígenas u originarios, los Yanesha fueron contactados por los españoles en los primeros años de la conquista. Las primeras documentaciones donde se les hace mención datan de mediados del siglo XVI, entre 1533 y 1576, cuando el fraile Diego Torres de la Orden Religiosa Militar de La Merced ingresó a la selva central desde la zona andina. Consecutivamente a esta expedición, los misioneros franciscanos y dominicos buscaron penetrar la zona; sin embargo, inicialmente no tuvieron éxito debido al rechazo de las poblaciones indígenas (Mayor & Bodmer, 2009).
Recién a inicios del siglo XVIII, los franciscanos lograron asentarse en el territorio ancestral de los Yanesha, estableciendo en 1715 alrededor de cinco misiones. En poco tiempo, los españoles aseguraron el control del área por medio de extender su dominio en el Cerro de la Sal, lugar de gran importancia social y económica para los indígenas. Las incursiones de los religiosos produjeron transformaciones importantes en la sociedad Yanesha. Se generaron impactos a nivel de la organización social y espacial, la cual antiguamente se constituía sobre la base de castas familiares a cargo de jefes político-religiosos. También se presenciaron impactos a nivel económico, puesto que la colonización trajo consigo nuevas tecnologías de cultivo, utensilios de madera, herrería, así como especies nuevas de plantas y animales foráneos. Finalmente, otro punto importante fue el impacto demográfico ya que, producto del contacto, muchos indígenas murieron a causa de enfermedades que hasta la fecha no se conocían en la zona, como la viruela y la gripe (CHIRAPAQ, 2019a; Caminha de Souza, 2014; Santos Granero, 2004b).
Durante varias décadas, los Yanesha permanecieron bajo la dominación española y de sus misiones. Además de ser evangelizados, también fueron dispuestos como mano de obra en cultivos como coca, caña de azúcar, aguardiente o también en la fabricación de textiles. Estos procesos, en combinación con los cambios traídos con la conquista, afectaron en gran medida la autonomía de los Yanesha para conducir sus vidas de acuerdo a sus costumbres cotidianas y rituales. En ese sentido, tempranamente se gestó un descontento, el cual con el tiempo fue en aumento (Santos Granero 1994).
Para el año 1742, el auge de esta situación acaeció en el despliegue de una rebelión indígena organizada bajo el liderazgo de Juan Santos Atahualpa. Este movimiento conformó la participación de diversos grupos de la selva central como los Yanesha, Ashaninka, Asheninka, Nomatsigenga, Yine, Matsigenka, además de sumar pueblos indígenas y originarios de la familia lingüística Pano como los Shipibo y los Konibo (Santos Granero, 2004b). El objetivo de este ejército multiétnico tuvo como fin la expulsión de los españoles del territorio y el restablecimiento del orden. Pese a que se enviaron varias expediciones para la captura de Juan Santos Atahualpa, poco se pudo hacer para contener la rebelión. De esta manera, a los pocos meses los colonizadores abandonaron la zona y limitaron el paso hacia la sierra por lo que la selva central se mantuvo inaccesible por más de un siglo hasta el año 1847 (Santos Granero, 1994).
República
Después de la independencia del Perú, el país se encontró ante una demanda nacional e internacional de productos e insumos como la zarzaparrilla, el tabaco, el café y la coca. En ese sentido, diversos gobiernos estimularon la colonización de la Amazonía con fines de buscar su integración al Estado nación recientemente independizado, así como asegurar un control económico de la zona. En el año 1847 se retornó a la selva central por medio de la fundación del fuerte militar San Ramón, seguido del fuerte de La Merced en 1869. De igual manera, se impulsó la fundación de la Sociedad de Inmigración y Colonización, la cual promovió la llegada de campesinos alemanes provenientes de Tirol a la zona norte del territorio Yanesha, en Pozuzo (Mayor & Bodmer, 2009).
En los años siguientes, el incremento de los precios del café y de la caña de azúcar atrajeron a un gran número de colonos andinos provenientes de los valles de Paucartambo y Chanchamayo, lo cual fue contestado por los Yanesha; sin embargo, las epidemias nuevamente mermaron a la población. Asimismo, a causa de las olas de colonización, los Yanesha pasaron a confinarse en espacios más lejanos y reducidos. Este nuevo proceso de entrada al territorio indígena se consolidó en 1891, con la fundación de la ciudad de Oxapampa, así como con la llegada de la Peruvian Corporation Company a la zona. Dicha empresa accedió a una concesión de 500,000 hectáreas de la selva central donde se ubicaban los Ashaninka y Yanesha al igual que espacios de concurrencia de otros indígenas, como el Cerro de la Sal. De esta manera, se marcó un hito en la expansión de los colonos, el cual se extendería hasta la primera mitad del siglo XX (Ministerio de Cultura, 2014).
De acuerdo a Smith (2004), a diferencia del caso de otros pueblos de la familia Arawak, los Yanesha no padecieron de manera desproporcionada los impactos de la economía del caucho de inicios del siglo XX. Sin embargo, resultado de la reducción considerable de su territorio, en estos años la alteración más importante fueron los desplazamientos hacia zonas del valle del Palcazú y de la cuenca del Pachitea, abandonando el espacio que habían ocupado ancestralmente. Posteriormente, a partir de la década de 1940, se aceleró el proceso de integración de la población Yanesha al mercado nacional, primero como peones estacionales de las haciendas o patrones, y luego como pequeños productores independientes de café y ganado (Santos Granero, 2004b). De igual manera, muchos sabios y sabias del pueblo Yanesha implican que es partir de la segunda mitad del siglo XX que se producen los cambios más significativos en la forma de vida y las costumbres del pueblo (CHIRAPAQ, 2019a).
A partir del año 1960, el pueblo Yanesha promueve una importante movilización política en búsqueda del reconocimiento de espacios étnicos y territoriales. En el año 1969 esto devino en la celebración de la primera conferencia de líderes Yanesha. Asimismo, los años consecutivos, estarían marcados por el proceso de titulación de tierras, el cual se impulsó a partir de Ley de Comunidades Nativas en la década del 70 y el Programa Especial Pichis-Palcazu (PEPP), el cual impulsó la construcción de carreteras y la promoción de nuevas olas de colonización en la década del 80 (Caminha de Souza, 2014)
Por otro lado, a mediados de la década de 1980, los pueblos indígenas u originarios de la selva central se vieron amenazados por la llegada de los grupos terroristas Sendero Luminoso y el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA). Fue particularmente este último el que ingresó a Oxapampa en el año 1984, a la zona conformada por localidades del pueblo Yanesha y de colonos andinos. De igual manera, en 1985, también se iniciaron las excursiones en el Perené, Pichanaquii y Chanchamayo (Villasante, 2019).
La acción violenta del MRTA tuvo graves consecuencias sobre la población mestiza e indígena asentada en esta zona. En diciembre de 1989, el asesinato del líder Ashaninka Alejandro Calderón desató una insurrección masiva, la cual también fue conformada por indígenas Yanesha. Estos se unieron a sus pares Ashaninka en la búsqueda por expulsar a los terroristas del territorio (CVR, 2003; Espinosa, 1993).
Entrando en los años 90 y hacia la actualidad, la pacificación ha llegado en gran medida a la zona; sin embargo, nuevos actores han entrado en escena y demarcan nuevos retos para el pueblo Yanesha. Se trata de la proliferación de la tala de madera en la zona, así como el narcotráfico, siendo esta última actividad de bastante preocupación para el pueblo, puesto que procura captar tanto población indígena como colonos con fines de participar en la cadena de producción de cocaína. Ante esto, los Yanesha han apelado a la organización indígena en la búsqueda de defender su territorio y el medio donde habitan. Asimismo, la identidad de este pueblo sigue construyéndose en búsqueda de revitalizar su cultura y prácticas ancestrales (Caminha de Souza, 2014)
Expresiones Culturales
- Festividades y Celebraciones
En estrecha vinculación con los mitos y los dioses, los Yanesha solían impulsar fiestas rituales y celebraciones vinculadas al culto de alguna divinidad, principalmente en honor al dios sol Yompor Ror. Entre estos eventos destaca principalmente el ritual coshaiññats o coshamñats, el cual combinaba música y danza.
El coshaiññats debe su origen gracias al mito de la mujer que viaja a la tierra de Sanerr en búsqueda de su marido, quien había sido asesinado. Aquí vio como todos los muertos celebraban, bebían, bailaban y cantaban en el ritual coshaiññats, lo cual fue un conocimiento que llevó al mundo humano a su regreso. En el mundo humano, la mujer enseñó sobre la fiesta y el compartir, de tal manera que los Yanesha aprendieron a vivir en armonía. Es así el coshaiññats y particularmente la música, era de gran importancia y evocaba el principio que norma las relaciones sociales: practicar la reciprocidad y buscar vivir en concordia con el resto (Santos Granero, 2004b). Asimismo, si bien la función social de la música era facilitar la relación entre paisanos, también implicaba un medio para comunicarse con los seres no humanos, conformando una parte importante de la producción de identidad y de la idea de colectividad (IDE, 2019).
Además del ritual, el coshaiññats es también una referencia indistinta para la música y la danza. Cualquier persona que dominara la melodía podía interpretar un coshaiññats; y si bien había alguien que dirigía, el resto de personas participaban también en la música y en la danza. De acuerdo a Smith (1982), los Yanesha distinguían subtipos de coshaiññats. Una de ellas era la música de estación lluviosa, la cual consistía en tres canciones que se interpretaban en los meses donde ocurrían más precipitaciones. Por otro lado, estaba la música interpretada por los hombres, tanto con el uso del tambor como por medio del canto. Finalmente, también estaba la música de hombres interpretada con flautas de pan, la cual gozaba de más legitimidad que los otros subtipos. Esta última componía un líder que tocaba una flauta pequeña, la cual era acompañada por otros miembros que tocaban flautas grandes y más afinadas, de tal manera que se trenzaba una armonía. Las mujeres también tenían un rol importante en la interpretación de coshaiññats. Ellas podían interpretar algunas canciones, así como también bailaban en círculos, rodeando a los flautistas.
Hacia la actualidad, son pocos los abuelos y abuelas que aún recuerdan las danzas y melodías de los coshaiññats. Es una preocupación entre los Yanesha que los jóvenes ya no han aprendido cómo interpretarla, siendo que se busca que preserven la memoria del pueblo (Santos Granero, 2004b).
Manifestaciones Artísticas y Artefactos Culturales
Algunas manifestaciones por las que destacan los Yanesha son las telas, así como los diseños e iconografía que se suele dibujar sobre estas. Si bien la forma tradicional para elaborar estos objetos ha caído en desuso en el tiempo, hacia la actualidad, las localidades Yanesha se encuentran en proceso de revitalización cultural y de su identidad, por lo que en estos días aún se aprecia los conocimientos sobre la fabricación de telas y diseños tradicionales (CHIRAPAQ, 2013).
El tejido Yanesha se elabora del algodón local. De acuerdo a los abuelos y abuelas, el algodón fue regalo del dios Yato’ Yos, el cual, a través de su hija Yachor Palla le enseño a los ancestros a sembrarlo. Este insumo es convertido en telar el cual se tiñe tanto usando tintes vegetales como industriales.
A diferencia de otros pueblos indígenas u originarios de la Amazonía, los Yanesha destacan particularmente por sus diseños iconográficos. Estos en la actualidad se incorporan en las telas para darle un realce y valor especial. Los dibujos se plasman mediante el uso de la fibra vegetal tamshi, el cual se usa a manera de pincel. Este pueblo, además, posee una gran cantidad de diseños, destacando entre los más básicos el huamprat y el oñet (CHIRAPAQ 2013, 2019d).
Vestimenta y Trajes Tradicionales
Entre los Yanesha, la vestimenta tradicional es conocida comúnmente como cushma. Esta compone una túnica larga que se extiende usualmente hasta la pantorrilla o el talón, posee aberturas para las extremidades y presenta variaciones de acuerdo al género de quien vaya a portarla. Si bien la cushma, es un atuendo usado en varios pueblos indígenas u originarios como los Ashaninka, Matsigenka, Yine, Shipibo-Konibo, entre otros, cada pueblo ha desarrollado sus propias cushmas, con diseños y colores particulares (CHIRAPAQ, 2019c).
La elaboración de esta vestimenta recae en las mujeres, las cuales hacían uso del bespan, es decir, el algodón originario, para crear hilos, los que posteriormente usaban para tejer las cushmas. Con el paso de los años y la llegada de diferentes olas de colonización, la elaboración tradicional es menos frecuente. En su lugar, se han insertado nuevas telas, como el tocuyo, las cuales pueden ser adquiridas a través del comercio.
En el caso de las mujeres, la cushma se denominan kashemoets. Tradicionalmente esta llevaba rayas horizontales en color marrón, resultado de teñir los hilos con plantas naturales. También se adornaba con semillas, huesos de animales cazados por la pareja, plumas o incluso elementos aromáticos, de tal manera que al caminar la mujer emitía un sonido y olor especial. En complemento a la cushma, las mujeres usaban collares de semillas, pulseras y tobilleras. Las mujeres por lo general tienen una cushma para el uso diario y otra para dormir o para eventos especiales (CHIRAPAQ, 2019b).
En el caso de los hombres la cushma se denomina shetamuets o shetamoets. Esta mantiene una elaboración parecida a las de las mujeres, a base del algodón local; sin embargo, se diferencia por poseer rayas verticales y tener un alto hasta las rodillas. Al igual que las mujeres, los hombres tienen una cushma para el trabajo y otra para ocasiones especiales. Asimismo, el cornesha, personaje importante de la política Yanesha, también poseía una vestimenta que se diferenciaba de los demás.
Otro elemento usado por los hombres para completar la vestimenta Yanesha eran las coronas tejidas, las cuales se adornaban con plumas de guacamayo, así como pulseras en la mano lo que simbolizaba que un hombre era casado (CHIRAPAQ 2019c).
Lengua
- La lengua yanesha (ISO: ame) pertenece a la familia lingüística Arawak y es hablada por el pueblo Yanesha y se encuentra en peligro. Los resultados de los Censos Nacionales 2017 indican que 1,142 personas aprendieron a hablar en su niñez en la lengua yanesha. Para mayor información, puedes revisar la Ficha de la lengua Yanesha y el Mapa Sonoro Estadístico de Lenguas Indígenas u Originarias del Ministerio de Cultura.
Cosmovisión y sabiduría ancestral
Mitos, dioses y visiones del mundo
Al igual que otros pueblos indígenas u originarios de la Amazonía, los Yanesha han concebido tradicionalmente el orden el mundo a partir de la representación de diversos planos de existencia, los cuales se configuran como mundos superpuestos en una estructura vertical. Esta cosmovisión, además, implica la vinculación con diversos seres espirituales y dioses, donde el pueblo Yanesha integra solo una de las partes de un universo más grande.
En ese sentido, Santos Granero (2004b) identifica cinco mundos o tierras donde se disponen diversos seres. En la parte inferior, la tierra de más abajo se denomina Concheñtso o Concheñets. Esta es la “tierra del sufrimiento” y es pensada como una suerte de “infierno” donde llegan las almas de los Yanesha que no llevaron una vida correcta o de buenos principios. El siguiente plano es la el Añe pastro o Rromue pastro, que es la tierra habitada por la humanidad. Se le conoce también como “la tierra en la que se muere” puesto que los seres que la habitan se encuentran condenados a morir algún día, cosa que no sucede en otros planos del universo, donde hay seres inmortales. Es aquí donde habita la humanidad, los animales, las plantas, además de algunos espíritus y divinidades menores.
Seguidamente se encuentra la tierra denominada Yomporesho, la cual es la tierra de las divinidades. Esta compone el espacio habitado por seres muy poderosos y es también el lugar a donde llegan las almas de los Yanesha. En los niveles siguientes las divinidades van creciendo en poder, así como también es el hogar de varios dioses. En la cuarta tierra hay divinidades que son denominados por la Yanesha como “nuestros padres”. En este espacio no existe noche ni lluvia, los seres que habitan aquí producen tanta luz y calor que se considera como una “tierra abrasada”, donde nada crece en ella. Finalmente, el último mundo recibe el nombre de Sanrronesho, es la tierra donde llegan las almas de los Yanesha que fueron asesinados, así como es hogar de la divinidad maligna Yompor Rret.
Para entender el funcionamiento de estos mundos, así como el papel de los dioses y seres divinos que lo habitan, los Yanesha disponen de diversos relatos y mitos, los cuales son de gran importancia en tanto preserva una oralidad y memoria colectiva. Para el pueblo Yanesha el conocimiento de los mitos realza el prestigio de una persona por lo que no cualquiera puede contar uno, la persona debe tener el conocimiento suficiente para narrarlo en público. Otro punto de importancia es que la mitología Yanesha está divida en dos tipos de narrativas: la primera hace referencia a sus dioses y los principales sucesos históricos; y la segunda, hace referencia a un gran número de relatos donde los personajes son animales o personajes míticos secundarios, los cuales suelen dejar enseñanzas y lecciones sobre las normas de la cultura (Santos Granero, 1994).
De esta manera, uno de los mitos más importantes es sobre el origen del cosmos y la humanidad. Se cuenta, entonces, que en el inicio de los tiempos el universo era más unificado y las divinidades vivían juntas en armonía.
Un día, la divinidad suprema Yato’ Yos creó una tierra plana debajo del mundo donde se encontraban todos los dioses. Ante esto, su hermano Yosoper sintió celos por lo que se apropió de esta tierra. Tiempo después Yato’ Yos tomó barro de la tierra de Yosoper y sopló hasta crear un tercer mundo, el cual es en realidad el mundo de los humanos. Del mismo barro moldeó una persona y le dotó de vida. Al contemplar esto Yosoper no quiso ser superado por lo que creó a diez hombres de su misma imagen. Yato’ Yos, por su parte, maldijo esta creación, convirtiéndolos en demonios que habitan la tierra. El dios continuó con su creación dando vida a pájaros, insectos, plantas y otras especies. Sin embargo, a la par, su hermano procedía con otras creaciones las cuales Yato’ Yos también maldecía y cambiaba de forma. De esta manera los seres creados por Yosoper son los demonios, brujas y seres malignos que acechan a los humanos, mientras que lo creado por su hermano son las cosas buenas, comestibles o sagradas (Santos Granero, 2004b).
Otra historia importante es el mito de Sanrronesha, los asesinados y el orden social. Esta cuenta que, en una era, la humanidad estaba iluminada por Yompor Rret, una divinidad maligna que hacía las veces de sol. En aquel tiempo, los Yanesha no tenían relaciones amistosas, los grupos vivían aislados en su propio territorio y si algún foráneo traspasaba las fronteras, era emboscado y asesinado.
Un día un hombre salió a cazar más allá de los límites posibles y fue asesinado. Su esposa, al ver que no regresaba entristeció, lo cual fue visto por un pájaro divino to’to. El pájaro se posó al lado de la mujer y esta le dijo que si fuera humano le diría donde estaba su esposo. Ante esto el pájaro to’to tomó forma humana y le indicó que la llevaría a la tierra donde estaba su marido; sin embargo, debía seguir ciertos consejos como no decirle a su esposo de dónde venía. De esta manera, el pájaro en su forma humana transportó a la mujer a la tierra conocida como Sanerr. Ahí la mujer pudo reencontrarse con su esposo, pero prontamente cayó en cuenta que no era el mismo, pese a que este la llamó y la siguió buscando, la mujer ya no volvió a su lado (Ministerio de Cultura, 2014; Santos Granero, 1994).
Vio también, que en dicho lugar se encontraban las personas asesinadas, las cuales celebraban fiestas tomando sangre fermentada, con la música sagrada coshaiññats y baile. Aprendió de este conocimiento y le pidió al pájaro to’to que la regresara a casa. A partir de ese momento, la mujer y su familia prepararon bebida fermentada en forma de masato, el cual bebieron haciendo una celebración con música y baile. Los vecinos miraron con curiosidad y se unieron a la fiesta. Desde aquel momento, las personas aprendieron a entablar relaciones amistosas. De igual manera la mujer les indicó que ya no debían matarse entre vecinos porque había visto como era cuando eran asesinados; por el contrario, a partir de entonces todos debían vivir como una gran familia (Ministerio de Cultura, 2014; Santos Granero, 1994).
Los Yanesha, al igual que otras sociedades indígenas, también contemplan en sus eras míticas la separación de los dioses del mundo humano. En ese sentido, se contempla la salida del dios sol actual Yompor Ror hacia una esfera superior acompañado de otras divinidades. Este evento hizo que las plantas y animales adopten sus formas actuales (Santos Granero, 2004b).
Por otro lado, a diferencia de los diversos seres que integran la mitología, los Yanesha no poseen el estatus de inmortales. En ese sentido, la muerte es una realidad que acecha a los indígenas. Así, en la visión tradicional, la vida es interpretada como un juego peligroso donde las personas tratan de despistar y rehuir de la muerte, siendo la metáfora también de un cazador y su presa. En ese sentido, los Yanesha hacían diversos rituales para evitar la muerte, la cual tarde o temprano llegaba, siendo esta interpretada no como un hecho natural, sino como resultado de algún daño o maleficio (Smith, 1982).
Mundo espiritual y seres no humanos
La forma de vinculación entre los Yanesha con sus pares y con el medio que los rodea parte de la construcción de la persona, basada en la noción de amo’tsteñets. Esta implica una relación armoniosa del individuo con los otros, tanto con quienes no está relacionado directamente, así como con quienes se ha peleado o roto la comunicación. De esta manera, los dos principios de suma importancia en esta sociedad son la generosidad y la reciprocidad (Caminha de Souza, 2014).
En la perspectiva de los Yanesha, otros seres, cosas o fenómenos de lo entendido como naturaleza tienen la misma agencia que los humanos. Esto quiere decir, por ejemplo, que una estrella no es solo una estrella, sino que alguna vez fueron divinidades o parte de la esencia humana. El medio donde habitan, entonces, es percibido y guarda influencia positiva o negativa sobre los asuntos humanos (Santos Granero, 1992). Tradicionalmente, también se ha mantenido la creencia que los humanos tienen tanto una dimensión corpórea e como incorpórea. Es en esta última, donde se convive y se comparte el mundo con los seres no humanos.
Desde la cosmovisión Yanesha, en tanto la naturaleza está también “imbuida” de espíritu, es posible trazar relaciones sociales con los elementos que la componen. La tierra, las plantas, los animales y en su conjunto, el bosque y el territorio, están dotados de espíritus y es posible entablar comunicación con ellos (Santos Granero, 1994). Así, los Yanesha dialogan con los seres no humanos expresando respeto, pidiendo permisos o información. Los rituales y tabúes de su cultura no solo se vinculan con las actividades del diario del grupo, sino también, están en consonancia con mantener una relación armoniosa con estos seres (Caminha de Souza, 2014). Finalmente, una forma clara en que estas entidades invisibles manifiestan su presencia e influencia en los humanos es en eventos como enfermedades, la muerte o problemas sociales (Valadeau el al., 2010). Con esto, es importante contemplar que el orden mítico y la creencia en seres divinos o no humanos, se inscribe en el paisaje y el territorio, constituyendo de estos lugares sagrados a proteger.
Conocimientos y prácticas tradicionales
Los Yanesha han cultivado por mucho tiempo conocimientos tradicionales en distintos campos como el astronómico, botánico, musical, agrícola, entre otros. Un punto importante en común es que estas esferas de la realidad guardan relación con explicaciones mitológicas o con la intervención de seres sobrenaturales (Santos Granero, 1992). En ese sentido, uno de los espacios de mayor influencia y vinculación con estos agentes vienen a ser los procesos de salud, enfermedad, así como las formas de curación en esta cultura.
Además de las enfermedades identificadas y tratadas a partir de la biomedicina, los Yanesha reconocen la existencia de enfermedades que son resultados de la actividad de agentes exógenos como animales, plantas, seres humanos o entidades espirituales. Estas se clasifican en dos tipos: atsnañets, producidos por agentes malignos y tsamneñets, resultado de actos de hechicería humana. Las enfermedades, de acuerdo a su causante, pueden mantener distintas manifestaciones físicas como fiebre, vómitos, debilidad, las cuales, si se llegan a complicar, incluso pueden inducir a la muerte del enfermo (Valadeau et al., 2010).
Ante esto, existen diversas personas especializadas que despliegan distintas formas de curar tanto en el uso de las plantas como en la interacción de los agentes no humanos. Por un lado, está el apartañ o vegetalista, el cual cura a partir de su amplio conocimiento de diferentes hierbas, bejucos, hojas y cortezas con propiedades medicinales. Estas pueden ser preparadas a manera de infusión o también son administradas por medio de la “vaporación”. Para este último proceso, el apartañ cocina plantas medicinales en una cacerola y posteriormente les arroja piedras incandescentes, lo que genera un efecto de vapor. El enfermo es posicionado cubierto de una cushma, de tal manera que absorbe los vapores curativos, así como la causa de enfermedad “desprende” y cae en la olla de plantas. El apartañ realiza este proceso a la par que entona cánticos y rezos para invocar que a los espíritus de las plantas y que estas puedan sanar a la persona. Finalizando la sesión de vaporación se contempla qué objeto es el que estaba ocasionando daño, donde se suele encontrar palmas de chonta, hilos anudados, plásticos o vidrios rotos (Santos Granero, 1994; 2004b).
Por otro lado, también están los pa’ller o tabaqueros. A diferencia de otros especialistas, los tabaqueros son elegidos desde muy pequeños, ya sea por herencia o por vocación, para desempeñar esta función, por lo que siguen, a lo largo de su vida, un riguroso entrenamiento. A ellos se les aísla de la comunidad y se les instruye en el conocimiento de los dioses y espíritus, el cual se va revelando luego de la ingesta de jugo concentrado de tabaco. Llos pa’ller son de gran poder no solo por su capacidad de relacionarse con el mundo no humano, sino por su capacidad de convertirse en un ser espiritual también. Sus habilidades pueden ser usadas para el bien o para el mal, en este último caso es cuando se les considera hechiceros o brujos por soltar maldiciones y enfermedades sobre la gente.
Identidad
Autodenominación y otras denominaciones
A través de la historia, grupos foráneos han denominado al pueblo Yanesha de diversas formas. Durante el siglo XVI, la denominación que primó para ellos a la par de otros grupos indígenas u originarios de los andes centrales fue “antis”. Asimismo, otras fuentes también referenciaron como “oxamarcas” y “pilcozones” a los Yanesha del valle de Huancabamba. Posteriormente, la denominación “antis” se transformó en “andes” a partir del siglo XVII, y sería reemplazada luego por otros nombres como “amages” y “pacañeis”. La denominación “amage”, y sus variantes “omage”, “amajo”, “amague”, mantendrían su prevalencia hasta la primera mitad del siguiente siglo (Santos Granero, 2004b).
Después de los esfuerzos militares que lograron la entrada a la selva central a partir del del siglo XIX, los Yanesha fueron denominados bajo del nombre “amuesha”, así como también fueron agrupados con otros pueblos indígenas u originarios de la selva central bajo la distinción “campa”; sin embargo, la primera no significaba nada en su lengua y la segunda correspondía a una denominación despectiva.
De esta manera, hacia el año 1980, dichas denominaciones caen en desuso junto con el proceso de cambio de nombre de la organización que agrupaba a los asentamientos Yanesha, así como la búsqueda de autodenominarse de una forma compartida, que naciera del pueblo y no a partir de un nombre externo. Desde aquellos años se utiliza la palabra Yanesha, que guarda relación con yamo’tesha, la cual se puede traducir como “nosotros, la gente” (Santos Granero, 1994).
Relación con otras identidades o expresiones culturales
Durante muchos años, los Yanesha han entablado relaciones sociales y políticas con otros pueblos indígenas u originarios. Santos Granero (2004b), explica que tradicionalmente han existido tres formas de vincularse con sus vecinos. Estas son a partir del establecimiento de alianzas matrimoniales, por medio de la participación conjunta en rituales, así como a partir de la extracción y comercialización de la sal. Siendo esta última el punto de mayor importancia.
El espacio reconocido de mayor importancia e intercambio entre diferentes pueblos fue el Cerro de la Sal, el cual tenía una ubicación próxima al territorio Yanesha. Si bien hubo intentos de monopolización por parte de los colonos, durante las siguientes décadas los indígenas siguieron concurriendo, encontrándose y desplegando comercio. La sal representa uno de los bienes más importante dentro de muchos pueblos indígenas u originarios de la Amazonía, es por este motivo que familias de diversos lugares emprendían expediciones de varios días en búsqueda de este insumo. En estos viajes, los pueblos vecinos se convertían en socios comerciales con los Yanesha por medio de las relaciones de intercambio ayompari.
El autor también señala que, hacia la actualidad, las localidades Yanesha se articulan en federaciones indígenas las cuales despliegan una nueva forma de relacionamiento político con otros grupos y conjuga muchas veces demandas en común.
Por su proximidad, los pueblos indígenas u originarios que han compartido mayor vinculación con los Yanesha han sido los Ashaninka y Nomatsigenga. Si bien los pilares de la cultura Yanesha abogan por la importancia de la armonía y buenas relaciones, a lo largo de la historia también han surgido diversos conflictos, eventos de violencia y disputas entre pueblos indígenas u originarios, siendo la experiencia más reciente el Conflicto Armado interno (Villasante, 2019).
Participación en relación al Estado
- Participación en procesos de consulta previa
A nivel nacional, las siete (7) organizaciones nacionales representativas de los pueblos indígenas y originarios han participado en la implementación de cinco (5) procesos de consulta previa:
● Proyecto de Decreto Supremo que aprueba la Política Sectorial de Salud Intercultural.
● Propuesta del Reglamento de la Ley Forestal y Fauna Silvestre.
● Propuesta de Resolución Ministerial que aprueba el Plan Nacional de Educación Intercultural Bilingüe.
● Propuesta de Reglamento de la Ley de Lenguas Originarias.
● Propuesta del Reglamento de la Ley Marco sobre Cambio Climático.
Además, el pueblo Yanesha, de manera específica, ha participado de dos (2) procesos de consulta previa:
● Propuesta de Resolución Presidencial para la modificación de la zonificación contenida en el Plan Maestro de la Reserva Comunal El Sira 2015 - 2019.
● Propuesta de Resolución Presidencial que aprobaría la modificación de la zonificación de la Reserva Comunal Yanesha contenida en el Plan Maestro 2017 - 2021.
Para conocer más sobre estos procesos, visite el portal web de Consulta Previa en: http://consultaprevia.cultura.gob.pe/
Participación en espacios de difusión cultural
La Feria Nacional de Artesanía Arte Nativa (ARTE NATIVA), organizada por la Dirección General de Artesanía del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (MINCETUR) es un espacio de difusión cultural en el que participan representantes del pueblo Yanesha.
La Feria ARTE NATIVA fortalece la valoración de los talentos, habilidades, conocimientos y técnicas, además de promover el trabajo colaborativo, la protección del medio ambiente, la interculturalidad y la generación de alianzas entre todos los actores del sector artesanal. De tal manera, los expositores del pueblo Yanesha presentaron productos en bisutería, fibra vegetal, pintura, textil, estampados y trabajos en madera en las ediciones del 2017, 2018 y 2019.
Por otro lado, el Programa para la salvaguardia del arte tradicional peruano “Ruraq Maki, hecho a mano” , articulado por la Dirección de Patrimonio Inmaterial, el Museo Nacional de la Cultura Peruana, el Proyecto Qhapaq Ñan y las Direcciones Desconcentradas de Cultura, todas ellas instancias del Ministerio de Cultura, es otro espacio de difusión cultural en el que participan representantes del pueblo Yanesha.
En ese sentido, Ruraq Maki, hecho a mano, es uno de los esfuerzos públicos para el registro, la investigación y la difusión del arte popular tradicional. Para la organización de cada edición se convoca la participación de artistas populares tradicionales de todas las regiones del país quienes, a través de su arte, mantienen vigentes prácticas tradicionales y ancestrales, muchas de las cuales se remontan a períodos prehispánicos. De tal manera, los expositores del pueblo Yanesha presentaron objetos en madera tallada, tejidos de algodón con telar de cintura, cestería con fibras vegetales y productos de bio-joyería, entre otros.
Bibliografía
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Lengua
-
Yanesha
Descripción general
La lengua yanesha: ISO (ame) pertenece a la familia lingüística Arawak y es hablada por el pueblo del mismo nombre en las cuencas de los ríos Palcazú, Calcazú y Pachitea, en las provincias de Puerto Inca en la región Huánuco, Oxapampa en el departamento de Pasco, y Chanchamayo en Junín.
Tradicionalmente ha sido conocida con la denominación amuesha, la cual no es aceptada actualmente por el pueblo Yanesha. Según Solís (2009), esta lengua presenta divergencia respecto de las demás lenguas de su familia debido a que su estructura gramatical se ha alterado parcialmente por el contacto lingüístico con el quechua.
Tipo de lengua
- Amazónica
Familia Linguística
- Arawak
Población que tiene la lengua como lengua materna
Son 1,142 las personas que aprendieron a hablar en la lengua yanesha.
Grado de vitalidad de la lengua
Según el Ministerio de Educación (2018), el yanesha es una lengua en peligro.
Situación de su escritura
La lengua yanesha cuenta con un alfabeto oficial establecido mediante Resolución Ministerial Nº 303-2015-MINEDU, del 12 de junio del 2015, con 28 grafías: a, b, bh, ch, xh, e, ë, g, j, k, kh, ll, m, mh, n, ñ, o, p, ph, r, rr, s, sh, t, th, ts, w, y.
Intérpretes y traductores registrados
Actualmente, en el marco de la implementación de la Ley N° 29735 (Ley de Lenguas), el Ministerio de Cultura ha registrado a siete (7) intérpretes y traductores de la lengua yanesha, y un (1) traductor.
Pueblos que hablan la lengua
Bibliografía
INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICA E INFORMÁTICA (INEI) (2017) Censos Nacionales 2017: XII de Población, VII de Vivienda y III de Comunidades nativas y comunidades campesinas. Lima: Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI).
MINISTERIO DE EDUCACIÓN DEL PERÚ (2013) Documento Nacional de Lenguas Originarias. Lima: Ministerio de Educación. Disponible en: https://centroderecursos.cultura.pe/es/registrobibliografico/documento-nacional-de-lenguas-originarias-del-perú.
MINISTERIO DE EDUCACIÓN DEL PERÚ (2018) Lenguas Originarias del Perú. Lima: Ministerio de Educación. Disponible en: https://centroderecursos.cultura.pe/ es/registrobibliografico/lenguas-originarias-del-perú.