Pueblo
Introducción
Conocemos actualmente como pueblos Quechuas a un conjunto diverso de poblaciones andinas de larga data, que tienen como lengua materna el quechua, en sus distintas variedades. Entre las distintas identidades Quechuas, se pueden ubicar los Chopcca, los Chankas, los Huancas, los Huaylas, los Kanas, los Q’ero y los Cañaris. Todos ellos constituyen una parte mayoritaria de la población indígena u originaria en el Perú.
Los pueblos Quechuas son poseedores de una cultura compleja y tecnológicamente avanzada, que se caracterizó por su gran adaptación a las condiciones geográficas y climáticas (Bonavia, 1991). Esto les fue posible gracias a sofisticadas formas de aprovechamiento económico del territorio y a políticas de articulación entre diversos grupos (Lumbreras, 1983; Murra, 1978, 2002). Se trataba de pueblos de agricultores avanzados y de ganaderos de altura, cultivadores y criadores de especies que no eran conocidas en otras partes del mundo hasta la conquista y la creación del virreinato. Desarrollaron, además, numerosas técnicas en cerámica, en tejidos, metalurgia, arquitectura, medicina y agricultura constituyendo una compleja civilización que fue parte central del Imperio Inca (Mayer & Bolton, 1980).
En la actualidad, estos pueblos viven principalmente en la zona andina del Perú y en países vecinos como Bolivia y Ecuador. No obstante, existe un importante grupo de población con lengua materna quechua que por diversos motivos ha emigrado a las ciudades capitales de departamentos. No obstante, es importante precisar que la lengua no constituye el único elemento a considerar para la identificación de pueblos indígenas y que tampoco es una condición imprescindible.
De acuerdo a la información contenida en la Base de Datos Oficial de Pueblos Indígenas u Originarios (BDPI), los pueblos indígenas u originarios Quechuas cuentan con un total de 4,800 localidades en las que viven y/o ejercen sus derechos colectivos, de las cuales 4,293 cuentan con reconocimiento como comunidad campesina. De acuerdo a los Censos Nacionales 2017, la población de dichas localidades asciende a 2,050,123 personas aproximadamente. Asimismo, a nivel nacional, 5,179,774 personas se sienten o consideran parte de los pueblos Quechuas.
Otras denominaciones
- Los pueblos quechuas no tienen otras denominaciones, más sí un conjunto de identidades, entre las que se encuentran: Cañaris, Chankas, Chopccas, Huancas, Huaylas, Kana, Q'eros.
Tipo de pueblo indígena
Ámbitos territoriales con presencia tradicional
- Amazonas, Áncash, Apurímac, Arequipa, Ayacucho, Cajamarca, Cusco, Huancavelica, Huánuco, Ica, Junín, La Libertad, Lambayeque, Lima, Madre de Dios, Moquegua, Pasco, Puno.
Historia
Pre-Colonial
En la época del Tahuantinsuyo, los Andes centrales estaban ocupados por diversos grupos, muchos de los cuales son los antepasados de los actuales pueblos Quechuas. Estos hablaban diversas variedades del quechua, tenían mitos y lugares de origen diferenciados, atuendos propios, y otras instituciones distintivas. Estos grupos, llamados “macro etnias”, señoríos o curacazgos (Parssinen, 2003; Rostorowski, 1990), se dedicaron a distintas actividades productivas, como la agricultura, ganadería, diversas artesanías, minería, pesca y otras con diversos grados de desarrollo tecnológico y especialización.
Los diversos pueblos Quechuas se enfrentaron entre sí en las guerras incaicas y durante las guerras en la conquista, ubicándose de uno y otro lado de los bandos en conflicto, mostrando que conformaban diversas unidades étnicas y políticas, y que no tenían un gobierno centralizado que los agregara a todos fuera del dominio estatal incaico (Stern, 1986).
Colonial
En su conjunto, los diversos pueblos Quechuas han experimentado una serie de procesos comunes a todos que han modelado buena parte de sus instituciones económicas y políticas, así como su forma de organización. Dichos procesos han influido también en sus expresiones culturales, tanto en lo material como en lo ritual, aunque en esos aspectos se han conservado en muchos casos notables diferencias regionales.
El primer gran proceso experimentado por los pueblos Quechuas fue llamado catástrofe o colapso demográfico, experimentado por el conjunto de las poblaciones andinas a lo largo del primer siglo de presencia colonial española. Los diversos desplazamientos poblacionales, así como las epidemias, diezmaron a la población andina incluso antes de la llegada de los españoles en el siglo XVI. Se estima que, en su conjunto, la población del imperio incaico cayó de cerca de diez millones de habitantes, a solo un millón y medio a principios del siglo XVIII. La información existente no permite distinguir claramente efectos diferenciados de la caída demográfica entre pueblos Quechuas u otros, pero sabemos que las caídas demográficas fueron extremadamente fuertes en el norte, fuertes en el centro y menos pronunciadas en el sur, lo que explica las actuales concentraciones de población indígena mayoritariamente al centro y sur andino (Cook, La catástrofe demográfica andina [Colección Estudios Andinos 6]. Perú 1520-1620., 2010).
El segundo gran proceso que afectó a los pueblos Quechuas fue la reducción a formas hispanas de asentamiento. Para facilitar el control político, económico y para asegurar la difusión y práctica de la doctrina cristiana, el conjunto de la población del Tahuantinsuyo fue forzada a asentarse en “pueblos de indios” conservando parte de sus autoridades tradicionales, pero incorporando también nuevas formas de autoridad para su gobierno (Cook, 1975). Además de las reducciones, se promulgaron una serie de “ordenanzas” para el gobierno y la organización de la población indígena (Málaga, 1974; Wernke, 2013; Zuloaga, 2012). Esto generó grandes cambios en los sistemas de autoridad tradicionales, la organización comunal y la composición demográfica de los pueblos originalmente existentes.
Un tercer cambio cultural importante es la introducción de la religión católica cristiana, en el conjunto de pueblos Quechuas. En todas las reducciones, la doctrina (clases de catecismo) de hombres y mujeres era obligatoria. Sumada a la prohibición y represión de buena parte de los cultos tradicionales, tanto los rituales estatales incaicos centrados en el sol como los rituales y ceremonias locales, fueron reemplazados por cruces, cristos vírgenes y santos, promoviéndose las prácticas y ceremonias cristianas en reemplazo de las religiones autóctonas. Con el tiempo, muchas prácticas cristianas fueron incorporadas a las prácticas tradicionales, constituyéndose en costumbre (Estenssoro, 2003). El resultado fue una religión andino-cristiana sincrética: sobre un universo y calendario ceremonial cristiano se incorporaron diversas características de las antiguas deidades y prácticas en los símbolos y prácticas cristianas (Marzal, 1988). Los cultos tradicionales desaparecieron o se transformaron, sobreviviendo una serie de rituales en prácticas mágicas o prácticas de curación, en diversas regiones de los Andes. Las antiguas creencias y seres sobrenaturales se incorporan a las creencias cristianizadas y se les encuentra en el conjunto de relatos y mitos aún existentes. En su conjunto, los pueblos Quechuas conservan hoy en día, como parte de sus prácticas tradicionales, un conjunto de rituales, música, danzas, formas de organización religiosa, que constituyen una práctica religiosa singular andina (Coombs, 2011).
República
Los pueblos Quechuas se habían adaptado al sistema colonial, hasta que en las últimas décadas del siglo XVIII, la rebelión de Túpac Amaru II y los movimientos independentistas motivaron la eliminación de los privilegios que mantenían la nobleza y las autoridades indígenas (O'Phelan, 1988). Ya con la independencia y la instauración de la República, la situación no mejoró. Así, a fines del siglo XIX la mayor parte de la población hablante de lenguas andinas se encontraba excluida de las instituciones de gobierno (Démelas, 2003). A nivel nacional y regional, esta población estaba excluida del voto, mientras que a nivel local las élites blancas o mestizas (mistis) habían adquirido poder (Manrique, 1988).
En el siglo XX se dio un proceso de reconstitución comunal que dio pie al reconocimiento estatal de comunidades de indígenas. A partir de las constituciones de 1920 y 1933 se empezó a reconocer comunidades indígenas en el interior del país. El Estado reconoce por esta vía la personería jurídica de colectivos indígenas, que para ello deben mostrar al Estado pruebas de existencia inmemorial (Remy, 2013; Trivelli, 1992). En este contexto, la conformación de las comunidades indígenas estuvo estrechamente relacionada con la continuidad histórica y la conexión territorial desde la época de las “reducciones de indios” con el Virrey Toledo.
El gobierno militar reemplazó posteriormente el título indígena, considerado como peyorativo, por el de campesino, con el Estatuto de comunidades promulgado en 1970 (Remy, 2013; Urrutia, 1992). El cambio no fue solo nominal, pues supuso un nuevo énfasis en las actividades económicas del campo --agricultura y ganadería-- antes que en el reconocimiento como poblaciones indígenas como criterio central para la conformación de comunidades.
La Reforma Agraria que llevó a cabo el gobierno de Velasco Alvarado y las crisis productivas en el campo explican, entre otros factores, los procesos migratorios de mediados de siglo hacia las ciudades capitales, en especial hacia Lima. Por otro lado, a mediados del siglo XX los servicios de educación se expandieron hacia las zonas rurales del país y las vías de comunicación se ampliaron, con lo que se redujo el aislamiento de estas poblaciones. Por último, la Constitución de 1979 restituyó el derecho de voto a los analfabetos, permitiendo el proceso de sustitución de autoridades mistis y de poderes locales, sobre un número considerable de municipios distritales y provinciales con población quechuahablante (Ansión, 1987; Degregori & Huber, 2006).
No obstante, una de las mayores causas de la movilización de grandes sectores de población Quechua centro y sur andina fue el periodo de violencia política que experimentó el país durante las décadas de 1980 y 1990. De acuerdo con las cifras oficiales, el conflicto armado interno que inició Sendero Luminoso involucró, tanto del lado insurgente como del de las fuerzas del orden, principalmente a población quechuahablante. De hecho, tres de cada cuatro víctimas mortales tenían como lengua materna el quechua. Es así que, en los departamentos de Ayacucho, Junín, Huánuco, y otros adyacentes, se produjo una masiva expulsión de población hacia las ciudades de la costa (Comisión de la Verdad y la Reconciliación, 2003).
En el Perú contemporáneo la presencia de los Quechuas se deja sentir a lo largo del territorio. En años recientes, las identidades culturales que habían sido homogenizadas principalmente por el rótulo de “indio” han aflorado e identidades como los Q’ero y los Chopcca ―por mencionar solo dos― reivindican su origen ancestral. Aunque parezca difusa o profundamente mezclada con la cultura de origen hispano, la matriz cultural quechua mantiene su vigencia en el siglo XXI a través de distintas expresiones.
Expresiones Culturales
- Festividades y Celebraciones
Los pueblos Quechuas cuentan con una gama numerosa de fiestas y danzas tradicionales asociadas a las mismas (Romero, 2008). Destacan por su número y su cobertura en el espacio las fiestas patronales católicas, incorporadas a las prácticas de los pueblos andinos desde el siglo XVI y que han dado lugar a una práctica ritual católica andina característica. Las fiestas patronales celebran a un santo patrón (un cristo, una virgen, una cruz, un santo o una santa) y suponen varios días de celebración bajo una estructura común: vísperas, días centrales y día de despedida, también llamado kacharpari.
Las fiestas patronales son ocasión de exhibir trajes típicos, de interpretar músicas tradicionales y de preparación de comidas y platos específicos de las localidades. Las fiestas suelen desarrollarse por medio de organizaciones, hermandades, mayordomías o sistemas de cargos, todos ellos bajo diversas formas de reciprocidad y obligación entre parientes y vecinos. Las fiestas patronales proveen una serie de mecanismos de vinculación, identidad, estatus y prestigio en los pueblos Quechuas (Cánepa, 2001).
Son también características una serie de fiestas vinculadas a actividades productivas, como la siembra y la cosecha, pero sobre todo la limpieza de acequias y las herranzas. Estos dos tipos de fiestas son más “tradicionales”, cuentan con más elementos indígenas que las fiestas patronales y se hallan ampliamente difundidas en muchas regiones de la sierra (Cloudsley, 1988).
Las fiestas de limpia de acequias hacen referencia no sólo al trabajo colectivo y la reciprocidad generalizada (incluyen banquetes en los que todos comparten) sino también a los ancestros que proveen del agua, además de ensalzar las bondades y el trabajo correctamente realizado. Incluyen especialistas, cargos y también rituales propiciatorios. Suelen realizarse en mayo o septiembre, dependiendo de las comunidades y regiones. Estas fiestas tienen tanto fines rituales como técnicos, pues incorporan el trabajo de limpieza y reparación de sistemas tradicionales de irrigación, reservorios y canales (Ráez, 2005).
Por su parte, las fiestas de la herranza, de marcación de ganado, se realizan a mediados de año, entre julio y agosto. Son también llamadas Santiago, rodeo, señalakuy o diachakuy, entre otras denominaciones. Combinan celebraciones colectivas y a nivel de las familias extensas, suponen una serie de ritos propiciatorios de pago a la tierra y a los cerros guardianes del ganado, y la marcación según diversas formas de los animales: marcas quemadas en vacunos, cortes y encintado de orejas en camélidos y costura de mechas de colores en ovinos. Hacia las zonas sur andinas se realizan también las wylanchas y tinkas de llamas y alpacas, ritos propiciatorios para la fertilidad de los animales que implican cantos, bailes, banquetes, pagos y sacrificio de animales. En algunas zonas de la sierra centro sur existe también el toropukllay, ceremonia, juego y espectáculo que combina en un acto ritual un cóndor y un toro, a manera de rito propiciatorio (Molinié, 2009).
En diversas zonas andinas con presencia de los pueblos Quechuas se encentran también una serie de danzas y juegos vinculados a la competencia y la destreza o la resistencia. Celebraciones como el el tantanakuy (empujones) y el takanakuy (golpearse con objetos por turnos), implican no sólo la habilidad individual sino también prestigios relativos colectivos. Una derivación colectiva de estos juegos de enfrentamiento es el chiarage, propio del sur andino, que enfrenta a comunidades enteras y que antiguamente refería a temas de asignación de derechos temporales sobre tierras (Gorbak, Lischetti, & Muñoz, 1962). En algunas zonas, estas pruebas de destreza incluyen carreras de caballos e incluso actos de acrobacia y faquirismo.
Manifestaciones Artísticas y Artefactos Culturales
La música es sin duda una de las manifestaciones artísticas más relevantes y persistentes en la actualidad para los pueblos Quechuas. Ellos cuentan con una serie de géneros musicales, los cuales parten de una herencia de la música prehispánica que, por supuesto, ha ido evolucionando con el tiempo. El género más característico y extendido es el huayno, que comporta canto y baile. Su ritmo característico es de tres tiempos (introducción, desarrollo y fuga), tiene diversas variantes en el Perú, tomando algunas de sus derivaciones nombres específicos como el Huaylas o el Huaylarsh. También son importantes varios géneros de cantos, conocidos bajo diversos nombres y variedades según las regiones. Derivados de los antiguos harawis, son llamados también cantos de recuerdo y suelen tener temas nostálgicos. Se cuentan entre estos el yaraví, el triste y la muliza (Vásquez, 2007).
Existen también otros tipos de cantos, menos públicos y conocidos, asociados por lo general a actividades productivas. Se trata de cantos colectivos, entonados en grupo en ocasión de cosechas (haychalla, wankas, qashua), la marcación del ganado (wakataki), o la limpieza de acequias (hualina). Otros conjuntos de cantos están asociados a una serie de danzas, particularmente los cantos de carnavales, tomando distintos nombres según las regiones (whiphala, pumpin, puqllay, wayllacha), así como los cantos de adoración como las huaylías o huaylijías.
Por su parte, la ejecución de las piezas suele estar a cargo de conjuntos de músicos, desde dos o tres personas hasta grupos más numeroso. Estos último utilzan instrumentos complementarios como arpa y violín, pero también grupos de sikuris o de flautas. Existe también un tipo de ejecución unipersonal muy extendido consistente en un solo músico que ejecuta al mismo tiempo un instrumento de percusión y un aerófono, tinya y quena o caja y flauta, muchas veces acompañando a algunos danzantes tradicionales (Robles, 2000).
La música tradicional de los pueblos Quechuas se caracteriza también por un conjunto de instrumentos tradicionales de viento y percusión, entre los que destacan, entre otros, varios tipos de quenas y pinkullos, semejantes a las flautas; las zampoñas, sikus o sikuris, llamadas también flautas de pan, de diversos tonos y tamaños; las ocarinas, generalmente de cerámica; los pututos hechos de conchas marinas, así como los wakrapukus elaborados con cuernos de vacunos. A todos estos instrumentos se les suman varios otros traídos de Europa, pero adaptados y adoptados por las poblaciones quechua, entre los que se cuentan principalmente el violín, el arpa andina, el acordeón, la guitarra, el tambor y el saxofón (Romero, 2004).
Otra manifestación artística importante son las danzas, las cuales son frecuentes en fiestas y celebraciones como la siembra o la cosecha, y también durante los carnavales, en los cuales las danzas grupales toman formas de pasacalle. Particularmente, los pueblos Quechuas cuentan con más de una centena de bailes y danzas tradicionales. Cada danza tiene música, pasos y vestimenta característicos, y son muchas veces consideradas elementos identitarios a nivel de regiones y comunidades: negritos, huitite, pallas, pastoras, huacones, ayarachis, chonguinos, diablada, tuntuna, avelinos, etc. (Mendoza, 2001). Entre ellas, son particularmente importantes las danzas de pruebas de habilidad y competencia, que toman el nombre genérico de atipanakuys (competencia, enfrentamiento). Aunque la competencia es un elemento presente en múltiples escenarios y en diversos géneros, es particularmente notable en casos como las danzas de tijeras que tradicionalmente se realizan en un desafío que incluye música, danza, acrobacia y otras pruebas de habilidad y resistencia (Romero, 1993).
Vestimenta y Trajes Tradicionales
Para los pueblos Quechuas los tejidos son tradicionalmente muy importantes. Por un lado, son la base de su vestimenta tradicional. Por otro lado, son un elemento identitario que permite la diferenciación entre diversos grupos y comunidades, pues son un elemento central en la construcción de las relaciones humanas interpersonales e intergrupales. En las épocas del Tahuantisuyo, eran vehículos de construcción de alianzas por reciprocidad y eran regalos muy apreciados. Actualmente forman parte de los regalos que se entregan en ocasión de matrimonios, así como para la iniciación de los cargos tradicionales.
Los tejidos utilizan todo tipo de fibras, pero principalmente algodón y lana (de camélidos y ovejas). Estos pueden ser trabajados en su color natural, aunque en su mayoría son teñidos con sustancias de origen vegetal y mineral. Sobre sus técnicas de hilado y tejido, destaca el telar de cintura y el telar horizontal. Los tejidos más elaborados son llamados pallay y también awayos o aguayos (Franquemont & Isbell, 1992; Silverman, 1994; Sánche-Parga, 1995).
La vestimenta tradicional quechua se compone de una serie de piezas características entre las que se cuentan el aqsu y la huwuna (camisa interior), diversos tipos de mantas: kipucha (manta pequeña), unkhuña o q’ipirina (mantilla), el phullu (manta), la llijlla (chal) y la hirha (manta grande para cargar). Cuentan con una serie de piezas complementarias como el chumpi (cinturón), la chuspa (bolso), el chullo (gorro), la llaqulla (chalina) y la hakiwa. Además, se cuentan una serie de piezas de origen español que han sido apropiadas y adaptadas a los usos y prácticas quechuas tradicionales, como las polleras, los ponchos (que han reemplazado a los unkus antiguos), los sacos (camisas) y los chilikus (chalecos). Es de señalar que estas vestimentas sólo son habituales en algunas comunidades tradicionales aisladas, pero que en la mayor parte de las comunidades quechuas son vestidas únicamente para las fiestas y actos solemnes o rituales (Carrasco, 2006).
Lengua
- La lengua quechua (ISO: que) pertenece a la familia lingüística Quechua y es hablada, en sus distintas variedades, por los pueblos Kichwa y Quechuas y se encuentra en estado vital. Los resultados de los Censos Nacionales 2017 indican que 3,805,531 personas aprendieron a hablar en su niñez en la lengua quechua. Para mayor información, se recomienda la revisión de la Ficha de la lengua quechua y el Mapa Sonoro Estadístico de Lenguas Indígenas u Originarias del Ministerio de Cultura.
Cosmovisión y sabiduría ancestral
Mitos, dioses y visiones del mundo
Diversas etnografías señalan que los pueblos Quechuas conciben un mundo tripartito: kay pacha, uku pacha y hanan pacha, que pueden traducirse como el mundo de los seres humanos, el mundo de abajo o más precisamente de “adentro”, y el mundo superior, de los espíritus y seres poderosos, respectivamente.
Kay pacha, este mundo, es el mundo de los seres vivientes, de los humanos (runas) y de las plantas y animales. Sin embargo, los mundos pueden conectarse, pues, en determinados lugares del país existe la creencia de que existen puertas o pasos entre los mundos. Se considera que algunos animales, como la serpiente (amaru), el toro o el sapo, pueden pasar de uno a otro mundo (Gow & Condori, 1982).
Para los pueblos Quechuas existen seres poderosos y sobrenaturales, sobre todo, aquellos que provienen del hanan o del uku pacha. Los más poderosos y difundidos son la pachamama, los wamanis o apus, los santos y la mamacocha. La pachamama o madre tierra es omnipresente y responsable de la fertilidad y del bienestar. Aunque no existe propiamente un culto a la tierra, sí está presente en un sinnúmero de ritos propiciatorios vinculados a la fertilidad y la buena fortuna productiva. La forma principal de atención a la pachamama es el “pago”, la ofrenda enterrada en el suelo a manera propiciatoria pero también la ch’alla, el derramamiento de alcohol previo a cualquier libación. La mamacocha representa la madre de las aguas y tiene una función similar, aunque menos presente que la pachamama, está vinculada a los lagos, los ríos y también a la provisión de la lluvia. Otros seres sobrenaturales importantes son los Apus o Wamanis, o espíritus de los cerros, considerados como seres independientes unos de otros, con conciencia y capacidad de actuar sobre la tierra y los seres humanos y, en particular, sobre el ganado. Son considerados los seres tutelares de amplios territorios bajo su influencia. Se considera que los individuos pueden eventualmente comunicarse con los cerros y establecer pactos, por medio de curanderos especialistas (García, 1998; Gentile, 2012).
Los santos son también seres sobrenaturales característicos del panteón de seres sobrenaturales quechuas. Se les representa como espíritus que aparecen y caminan eventualmente sobre la tierra, concediendo favores e influyendo sobre este mundo (Morote, 1988).
Existen también una serie de seres vinculados a los recursos naturales y que tienen más bien un carácter ambiguo, pues pueden ser tanto nocivos como benefactores. Por ejemplo, las sirenas, vinculadas a las fuentes a agua; el muqui, en las minas y profundidades de la tierra; y, los supays o saqras, vinculados también al mundo de abajo. También están los gentiles, considerados como antepasados.
De igual forma, existen historias sobre personajes nocivos o castigados por faltas cometidas, la mayor parte de ellos marcados por la falta de observancia de las reglas, de la solidaridad o de la reciprocidad, se cuentan entre estos el naqaq o pishtaco, sacador de grasa, las umas o cabezas desprendidas del cuerpo, la qarqacha o condenado y varios otros (Ansión, 1987).
Mundo espiritual y seres no humanos
Existe una práctica mágico-religiosa de comunicación con estos seres y fuerzas sobrenaturales, anteriormente mencionada. Algunas de carácter propiciatorio, como los pagos, las tinkas o las wylanchas, en tanto que otros comportan prácticas de sanación. Existen para ellos diversos tipos de especialistas desde los hueseros o componedores hasta los paqos, curanderos, layqas o chamanes, encargados de la comunicación con los espíritus.
Los dos principales rituales son los pagos y las mesas. Los primeros son ofrendas a los espíritus, la mayoría de las veces, consumidas por el fuego y enterradas; en tanto que, las mesas suponen mecanismos de comunicación con el más allá, se trata de ofrendas y diversos objetos dispuestos sobre mantas que recrean y simbolizan diversos seres y fuerzas actuantes en el mundo (Fernández, 1997). Parte de los rituales católicos ―particularmente ritos y prácticas antiguas― están también incorporados a las prácticas tradicionales quechuas, sirviendo de comunicación con fuerzas y espíritus sobrenaturales como los santos, los cristos y las vírgenes. En algunos casos, el sincretismo religioso integra los personajes tradicionales con los santos católicos, generando identificación entre ellos, como en el caso de Santiago con Illapa y el ganado o la pachamama con algunas advocaciones de la Virgen.
Identidad
Autodenominación y otras denominaciones
El pueblo Quechuas está conformado por un conjunto grande y diverso de poblaciones andinas de larga data. Estos tienen como lengua materna común al quechua, en sus distintas variedades. Dentro de estos grupos se encuentran los Chopcca, los Chankas, los Huancas, los Huaylas, los Kanas, los Q’ero y los Cañaris. Todos ellos representan la mayor parte de la población indígena u originaria en el Perú.
Participación en relación al Estado
- Participación en procesos de consulta previa
A nivel nacional, las siete (7) organizaciones nacionales representativas de los pueblos indígenas y originarios han participado en la implementación de cinco (5) procesos de consulta previa en la medida administrativa de un (1) Decreto Supremo, una (1) Resolución Ministerial y tres (3) Reglamentos de Ley:
• Proyecto de Decreto Supremo que aprueba la Política Sectorial de Salud Intercultural.
• Propuesta del Reglamento de la Ley Forestal y Fauna Silvestre.
• Propuesta de Resolución Ministerial que aprueba el Plan Nacional de Educación Intercultural Bilingüe.
• Propuesta de Reglamento de la Ley de Lenguas Originarias.
• Propuesta del Reglamento de la Ley Marco sobre Cambio Climático.
Además los pueblos Quechuas, de manera específica han participado y/o vienen participando de cuarenta (40) procesos de consulta previa:
Áreas Naturales Protegidas
• Proyecto de Decreto Supremo que aprueba el establecimiento del Área de Conservación Regional Ausangate
• Proyecto de Decreto Supremo que aprueba el establecimiento del Área de Conservación Regional Tres Cañones
Generación Eléctrica
• Propuesta de Resolución Ministerial de otorgamiento de concesión definitiva para desarrollar la actividad de generación de energía eléctrica con recursos energéticos renovables del proyecto Central Hidroeléctrica Kusa 16 MW
• Propuesta de Resolución Ministerial de otorgamiento de concesión definitiva para desarrollar la actividad de generación de energía eléctrica con recursos energéticos renovables en el proyecto Central Hidroeléctrica Allí 16 MW
• Propuesta de Resolución Ministerial que otorga la concesión definitiva para desarrollar la actividad de generación de energía eléctrica "Centrales Hidroeléctricas Anto Ruiz III y IV"
• Propuesta de Resolución Ministerial que otorga la concesión definitiva para desarrollar la actividad de generación eléctrica del proyecto Central Hidroeléctrica La Herradura - El Gallo
• Propuesta de Resolución Ministerial que otorga la concesión definitiva para desarrollar la actividad de generación eléctrica del proyecto Centrales Hidroeléctricas del Río Araza
Hidrocarburos
• Proyecto de Decreto Supremo que aprueba el contrato de licencia de exploración y explotación de hidrocarburos en el Lote 192 (2019)
• Proyecto de Decreto Supremo que aprueba la suscripción del contrato de licencia para la exploración y explotación de Hidrocarburos en el Lote 192 (2015)
Minería
• Propuesta de Resolución Directoral de otorgamiento de concesión de beneficio, autorización para el inicio de las actividades mineras de explotación y aprobación del Plan de Minado del proyecto minera Corani
• Propuesta de Resolución Directoral que autoriza el inicio de actividades de exploración del proyecto Huacullo
• Propuesta de Resolución Directoral que autoriza el inicio de actividades mineras del proyecto de exploración Chacapampa
• Propuesta de Resolución Directoral que autoriza el inicio de actividades mineras del proyecto de exploración Lourdes
• Propuesta de Resolución Directoral que autoriza el inicio de actividades mineras del proyecto de exploración Mónica Lourdes
• Propuesta de Resolución Directoral que autoriza el inicio de actividades mineras del proyecto de exploración Pilarica - Fase II
• Propuesta de Resolución Directoral que autoriza el inicio de actividades mineras del proyecto de exploración Pucacruz
• Propuesta de Resolución Directoral que autoriza el inicio de actividades mineras del proyecto de exploración Tumipampa - Sur
• Propuesta de Resolución Directoral que autoriza el inicio de actividades mineras del proyecto de explotación Antapaccay Expansión Tintaya - Integración Coroccohuayco
• Propuesta de Resolución Directoral que autoriza el inicio de actividades mineras del proyecto de explotación San Gabriel
• Propuesta de Resolución Directoral que autoriza el inicio de actividades mineras del proyecto de explotación Tajo Chalcobamba
• Propuesta de Resolución Directoral que autoriza el inicio de actividades mineras del proyecto de explotación Tajo Pampacancha
• Propuesta de Resolución Directoral que autoriza el inicio de las actividades mineras del proyecto de exploración Jasperoide
• Propuesta de Resolución Directoral que autoriza el inicio de las actividades mineras del proyecto de exploración La Merced
• Propuesta de Resolución Directoral que autoriza el inicio de las actividades mineras del proyecto de exploración minera Anama
• Propuesta de Resolución Directoral que autoriza el inicio de las actividades mineras del proyecto de exploración minera Antaña
• Propuesta de Resolución Directoral que autoriza el inicio de las actividades mineras del proyecto de exploración minera Apumayo
• Propuesta de Resolución Directoral que autoriza el inicio de las actividades mineras del proyecto de exploración minera Ares
• Propuesta de Resolución Directoral que autoriza el inicio de las actividades mineras del proyecto de exploración minera Aurora
• Propuesta de Resolución Directoral que autoriza el inicio de las actividades mineras del proyecto de exploración minera Capillas Central
• Propuesta de Resolución Directoral que autoriza el inicio de las actividades mineras del proyecto de exploración minera Corcapunta
• Propuesta de Resolución Directoral que autoriza el inicio de las actividades mineras del proyecto de exploración minera Guadalupe
• Propuesta de Resolución Directoral que autoriza el inicio de las actividades mineras del proyecto de exploración minera Misha
• Propuesta de Resolución Directoral que autoriza el inicio de las actividades mineras del proyecto de exploración minera Pantería
• Propuesta de Resolución Directoral que autoriza el inicio de las actividades mineras del proyecto de exploración minera Pinaya
• Propuesta de Resolución Directoral que autoriza el inicio de las actividades mineras del proyecto de exploración minera Puquiopata
• Propuesta de Resolución Directoral que autoriza el inicio de las actividades mineras del proyecto de exploración minera Toropunto
• Propuesta de Resolución Directoral que autoriza el inicio de las actividades mineras del proyecto de explotación minera Apumayo (Modificación del Plan de Minado Apumayo - Tajo Ayahuanca)
• Propuesta de Resoluciones Directorales que autoriza el inicio de actividades mineras del proyecto de explotación Zona Pablo - UM Pallancata, proyecto de exploración Pablo Sur y proyecto de exploración Cochaloma
Patrimonio Cultural
• Proyecto de Resolución Viceministerial que declara patrimonio cultural de la Nación al paisaje cultural "Apu Tambraico" como bien integrante del Patrimonio Cultura de la Nación, con categoría de Paisaje Cultural Asociativo
• Proyecto de Resolución Viceministerial que declara patrimonio cultural de la Nación al paisaje cultural "Cuyocuyo" como bien integrante del Patrimonio Cultura de la Nación, con categoría de Paisaje Cultural
Para conocer más sobre estos procesos, visite el portal web de Consulta Previa en: http://consultaprevia.cultura.gob.pe/.
Participación en espacios de difusión cultural
El Programa para la salvaguardia del arte tradicional peruano “Ruraq Maki, hecho a mano” , articulado por la Dirección de Patrimonio Inmaterial, el Museo Nacional de la Cultura Peruana, el Proyecto Qhapaq Ñan y las Direcciones Desconcentradas de Cultura, todas ellas instancias del Ministerio de Cultura, es otro espacio de difusión cultural en el que participan representantes de los pueblos Quechuas.
En ese sentido, Ruraq Maki, hecho a mano, es uno de los esfuerzos públicos para el registro, la investigación y la difusión del arte popular tradicional. Para la organización de cada edición se convoca la participación de artistas populares tradicionales de todas las regiones del país quienes, a través de su arte, mantienen vigentes prácticas tradicionales y ancestrales, muchas de las cuales se remontan a períodos prehispánicos. De tal manera, los expositores de los pueblos Quechuas presentaron mantas, frazadas, ponchos, chuspas, entre otros.
Bibliografía
Ansión, J. (1987). Desde el rincón de los muertos. El pensamiento mítico en Ayacucho. Lima: Gredes.
Bonavia, D. (1991). Perú: Hombre e Historia. I: De los Orígeneas al Siglo XV. L. Lima: Fundación del Banco Continental para el Fomento de la Educación y la Cultura.
Bourliaud, J., Hervé, D., Morlón, P., & Chakitalla, R. (1988). Estrategias de barbecho e intensificación de la agricultura andina. Lima: ORSTOM-PISA.
Cánepa, G. (2001). Identidades representadas: Performance, experiencia y memoria en los andes. . Lima: PUCP.
Carrasco, C. (2006). Trajes típicos de la comunidad Urinsaya Ñawin Chaccopata. Lima: Tarea.
Cloudsley, T. (1988). Las fiestas anuales de los indios quechuas. Anthropológica, VI(6), 327-333.
Comisión de la Verdad y la Reconcialiación. (2003). Informe Final. IX Tomo. Lima: CVR.
Cook, D. (1975). Tasa de la visita General de Francisco de Toledo, Introducción y versión paleográfica de Noble David Cook. Lima: UNMSM.
Cook, D. (2010). La catástrofe demográfica andina [Colección Estudios Andinos 6]. Perú 1520-1620. Lima: PUCP.
Coombs, D. (2011). Una mirada al mundo quechua. Aspectos culturales de comunidades quechuahablantes. Comunidades y Culturas Peruanas (Vol. No 33). Lima: ILV.
Degregori, C. I. (1996). Las rondas campesinas y la derrota de Sendero Luminoso. Lima: IEP.
Degregori, C. I., & Huber, L. (2006). Cultura, poder y desarrollo rural. En C. I. Degregori, J. E. D'Angelo, & J. I. Echeverría, Perú: el problema agrario en debate. Lima: SEPIA.
Diez, A. (2007). Organización y poder en comunidades, rondas campesinas y municipios. En C. y. otros, ¿Qué sabemos de las comunidades campesinas? (págs. 107-151). Lima: Grupo Allpa.
Diez, A. (2013). Conceptos políticos, procesos sociales y poblaciones indígenas en democracia. Cochabamba: Movimiento Manuela Ramos; Ciudadanía, Comunidad de Estudios Sociales y Acción Pública.
Estenssoro, J. C. (2003). Del paganismo a la santidad. La incorporación de los indios del Perú al catolicismo. 1532-1750. Lima: PUCP-IFEA.
Fernández, G. (1997). Entre la repugnancia y la seducción: Ofrendas complejas en los andes del sur. Cusco: Cera Las Casas.
Franquemont, E., Franquemont, C., & Isbell, B. (1992). Awaq ñawin: El ojo del tejedor. La práctica de la cultura en el tejido. Revista Andina, 47-80.
García, J. (1998). Los santuarios de los Andes Centrales. En L. Millones, & H. Tomoeda, Historia, religión y ritual de los pueblos ayacuchanos. (págs. 51-85). Osaka: Museo Nacional de Etnología.
Gentile, M. (2012). Pachamama y la coronación de la Virgen-Cerro. Iconología, siglos XVI a XX. Advocaciones Marianas de Gloria, San Lorenzo del Escorial , 1141-1164.
Gonterre, J.-L. (2009). Papa madre. Historia de una exposición fotográfica. Lima: CIP.
Gorbak, C., Lischetti, M., & Muñoz, C. (1962). Batallas rituales del Chiaraje y del Tocto de la provincia Kanas (Cuzco, Perú). Revista del Museo Nacional, 245-304.
Gow, R., & Condori, B. (1982). Kay Pacha. Cusco: Cera Las Casas.
Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). (2017). Censos Nacional 2017: XII de Población, VII de Vivienda y III de Comunidades nativas y comunidades campesinas. Lima: INEI.
Lechman, H., & Soldi, A. M. (1981). La tecnología en el mundo andino. México: Universidad Autónoma de México.
Lumbreras, L. (1983). Los orígenes de la civilización en el Perú. Lima: Milla Batres.
Málaga, A. (1974). Las reducciones en el Perú (1532-1600). Historia y Cultura, 141-172.
Manrique, N. (1988). Yawar Mayu: sociedades terratenientes serranas, 1879-1910. Lima: IFEA-DESCO.
Marzal, M. (1988). El sincretismo iberoamericano: un estudio comparativo sobre los quechuas (Cuzco), los mayas (Chiapas) y los africanos (Bahía). Lima: Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología; PUCP.
Mayer, E., & Bolton, R. (1980). Parentesco y matrimonio en los andes. Lima: PUCP.
Mendoza, Z. (2001). Al son de la danza: identidad y comparsas en el Cuzco. Lima: PUCP.
Molinié, A. (2009). Le taureau aux ailes de condor. L’invention indigéniste d’une chimère andine. Ethnologie française, 123-131.
Morlón, P. (1996). Comprender la agricultura campesina en los andes centrales. Perú-Bolivia. Lima: IFEA-CBC.
Morote, E. (1988). Aldeas sumergidas. Cultura popular y sociedad en los andes. Cusco: Cera Las Casas.
Murra, J. (1978). La organización económica del estado Inca. México: Siglo XXI.
Murra, J. (2002). El mundo andino. Población, medio ambiente y economía. Lima: IEP-PUCP.
O'phelan, S. (1988). Un siglo de rebeliones anticoloniales. Perú y Bolivia, 1700-1783. Cusco: Centro Bartolomé de Las Casas.
Parssinen, M. (2003). Tawantinsuyo. El espacio Inca y su organización política. Lima: IFEA-PUCP.
Pérez-Galán, B. (2004). Somos como incas. Autoridades tradicionales en los andes peruanos. Madrid: Iberoamericana.
Pino, V. (2001). Herramientas y Sistemas Agrícolas en Qosqo. Cusco: Asociación Iniciativa Comunal de los Andes, INCA.
Ráez, M. (2005). Dioses de las quebradas: fiestas y rituales en la Sierra alta de Lima. Lima: Instituo Riva-Agüero - PUCP, Centro de Etnomusicología Andina.
Rasnake, R. (1989). Autoridad y poder en los andes. Los kuraqkuna de Yura. La Paz: Hisbol.
Remy, M. I. (2013). Historia de las comunidades indígenas y campesinas del Perú [Documento de Trabajo N° 202]. Lima: IEP.
Robles, R. (2000). La banda de músicos. Las bellas artes en el sur de Áncash. Lima: UNMSM.
Romero, R. (1993). Música, danzas y máscaras en los Andes. Lima: PUCP.
Romero, R. (2004). Identidades múltiples: memoria, modernidad y cultura popular en el valle del Mantaro. Lima: Fondo editorial del Congreso del Perú.
Romero, R. (2008). Fiesta en los Andes: ritos, música y danzas del Perú. . Lima: PUCP.
Rostorowski, M. (1990). Las macroetnías en el ámbito andino. Allpanchis, 35-36.
Sánche-Parga, J. (1995). Textos textiles en la tradición cultural andina. Quito: IADAP.
Silverman, G. (1994). El tejido andino: un libro de Sabiduría. Lima: Fondo editorial del Banco Central de Reserva del Perú.
Skar, H. (1997). La gente del valle caliente. Dualidad y reforma agraria entre los runakuna de la sierra peruana. Lima: PUCP.
Stern, S. (1986). Los pueblos indígenas del Perú y el desafío de la conquista española. Huamanga hasta 1640. Madrid: Alianza editorial.
Trivelli, C. (1992). Reconocimiento legal de comunidades: una revisión estadística. Debate Agrario, 23-37.
Urrutia, J. (1992). Comunidades campesinas y antropología. Historia d un amor (casi) eterno. Debate Agrario, 1-16.
Vásquez, C. (2007). El canto colectivo, una hermosa práctica en las culturas populares del Perú. En M. d. Educación, Historia de la Música del Perú.
Wernke, S. (2013). Negotiated settlements: Andean communities and landscapes under Inka and Spanish colonialism. Gainesville: University Press of Florida.
Zuloaga, M. (2012). La conquista negociada: guarangas, autoridades locales e imperio en Huaylas, Perú (1532-1610). Lima: IEP-IFEA.
Lengua
-
Quechua
Descripción general
La actual distribución del quechua: ISO (que) en el Perú es el resultado del proceso histórico de difusión y conformación de las diversas variedades geográficas. En realidad, el quechua es una familia lingüística, con diversas variedades distribuidas en siete países de América del Sur (Perú, Ecuador, Colombia, Bolivia, Argentina, Chile y Brasil) según datos del Ministerio de Educación (DNLO, 2013).
En el Perú, las variedades de quechua se agrupan en dos grandes ramas: quechua I y quechua II (según terminología de Torero 1964). El primero se ubica en la zona central del país y el segundo en las zonas norte y sur. Su distribución corresponde a los fenómenos históricos de expansión del idioma en el último milenio, cuyo proceso explica la existencia de diversas variantes geográficas (Cerrón 1987; Chirinos 2001; Moseley 2010).
Según datos del Ministerio de Educación (DNLO, 2013), en el Perú el Quechua es considerado una lengua vital, aunque muchas de sus variedades, en realidad, estén en peligro o serio peligro. Hay ciertamente una disminución significativa de la importancia relativa del quechua como idioma en el país (al inicio del siglo XX, 60% de la población era quechuahablante, en tanto que, a inicios del siglo XXI, sólo lo es el 15%), pero en términos absolutos hay más quechuahablantes en el 2014 de los que había en 1876 (Ribota 2012). Además, al menos un tercio de los quechuas hablantes se encuentran en espacios urbanos (Valdivia 2002).
No hay duda sobre la mayor antigüedad del quechua I. Por ello, se presume que el quechua es originario de algún lugar de los Andes centrales. Efectivamente, el primer gran desplazamiento y expansión del quechua parece haberse producido en la propia zona central, en oleadas sucesivas bastante antiguas, lo que explica en parte la gran diferencia entre las diversas subramas del quechua I.
El siguiente proceso de desplazamiento se generó en tiempos previos al imperio de los Incas, por movimientos de población y cambios demográficos. El quechua reemplazó al aimara como lengua local en las zonas sur y centro andinas, tanto en zonas como la sierra de Lima, pero sobre todo las actuales zonas de Cusco, la zona Collao de Puno y parte de Apurímac. Las variedades de estas zonas mantienen por ello una serie de características fonológicas del aimara antiguo, como las fricativas y las glotalizadas, hoy específicas del quechua de Cusco y Puno.
Posteriormente, la lengua se difundiría también hacia la sierra norte, sustituyendo parcialmente a antiguas lenguas locales como el culle (Torero 1964), así como a algunas otras lenguas actualmente desaparecidas de las que no tenemos noticia fuera de topónimos y algunos otros indicios dispersos. Así, el quechua se consolidó inicialmente como idioma pan andino en el período inca, probablemente alentado desde el Estado como la lengua de la administración y del control, pero también de la difusión de saberes, del ejército y de la reciprocidad y el intercambio entre grupos. Con el imperio, el quechua se convertiría en la lengua general (lengua franca) de la comunicación entre poblaciones diversas que hablaban idiomas distintos, hoy desaparecidos.
El proceso de expansión y la consolidación del quechua como idioma principal, y ya no solo como lengua franca, se dio durante el período colonial. Considerando que era más fácil difundir la doctrina cristiana en un idioma nativo que la gente ya conocía, los sacerdotes evangelizadores promovieron el quechua en buena parte del territorio colonial. Es muy probable que haya sido la catequización en quechua, sumada al establecimiento de la doctrina en las reducciones de indígenas, lo que terminó de consolidar el quechua como idioma indígena mayoritario en las zonas nortes del país (Estenssoro 2003).
Tipo de lengua
- Andina
Variedades geográficas
Según el Ministerio de Educación (2013), la lengua quechua presenta cuatro ramas que agrupan las variedades: quechua amazónico (que), quechua norteño (que), quechua central (que) y quechua sureño (que). Según el Ministerio de Educación (2018), la lengua quechua presenta las siguientes variedades y estados de vitalidad:
Rama
Variedad
Departamento donde se habla
Estado de vitalidad
Quechua amazónico
Kichwa amazónico: Pastaza, Napo, Putumayo, Tigre, Alto Napo (Santarrosino-Madre de Dios) y Chachapoyas y San Martín
Loreto, Madre de Dios, Chachapoyas y San Martín
En peligro
Quechua norteño
Quechua Cajamarca
Cajamarca
Seriamente en peligro
Quechua Inkawasi Kañaris
Lambayeque y Piura (Comunidad de Chilcapampa, distrito de Huarmaca, provincia de Huancabamba; centro poblado La Pilca, distrito de Buenos Aires, provincia de Morropón)
Vital
Quechua central
Quechua Pataz
La Libertad
Vital
Quechua Cajatambo, Oyón, Huaura
Lima
Seriamente en peligro
Quechua Yauyas
Seriamente en peligro
Quechua Áncash
Áncash
Vital
Quechua Huánuco
Huánuco
En peligro
Quechua Pasco
Pasco
Seriamente en peligro
Quechua Wanka
Junín
Seriamente en peligro
Quechua sureño
Quechua Chanka
Huancavelica, Ayacucho y Apurímac (Andahuaylas, Aymaraes y Chincheros)
Vital
Quechua Collao
Apurímac (Abancay, Grau, Antabamba y Cotabambas), Cusco, Puno, Arequipa y Moquegua
Vital
Fuente: Tabla del Estado de Vitalidad del Quechua de Minedu (2018)
Familia Linguística
- Quechua
Población que tiene la lengua como lengua materna
Son 3,805,531 las personas que aprendieron a hablar en la lengua quechua.
Grado de vitalidad de la lengua
Según el Ministerio de Educación (2013), el quechua es una lengua vital. Para más detalle, ver la tabla en el segmento de variedad de la lengua de esta ficha.
Situación de su escritura
La lengua quechua cuenta con un alfabeto oficial establecido mediante Resolución Ministerial Nº 1218-85-ED, del 19 de noviembre de 1985, con 34 grafías: a, aa, ch, chh, ch', ts, tr, h, i, ii, k, kh, k', l, ll, m, n, ñ, p, ph, p', q, qh, q', r, s, sh, t, th, t', u, uu, w, y. Además, la Resolución Directoral N° 0282-2013-ED establece el uso de las 3 vocales "a, i, u" y la Resolución Directoral N° 0293-2013-ED la variedad Kichwa.
Intérpretes y traductores registrados
Actualmente, en el marco de la implementación de la Ley N° 29735 (Ley de Lenguas), el Ministerio de Cultura ha registrado a doscientos cinco (205) intérpretes y/o traductores de la lengua quechua.
Bibliografía
CERRÓN PALOMINO, Rodolfo (1987) Lingüística quechua. Cusco: Centro Bartolomé de las Casas.
CERRÓN PALOMINO, Rodolfo (1994) “En pos de una revitalización linguo-cultural”. En: Anthropológica PUCP, 1994, XII, (12): pp. 195-223.
CHIRINOS, Andrés (2001) Atlas lingüístico del Perú. Lima-Cusco: Ministerio de Educación - Centro Bartolomé de las Casas.
INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICA E INFORMÁTICA (INEI) (2017) Censos Nacionales 2017: XII de Población, VII de Vivienda y III de Comunidades nativas y comunidades campesinas. Lima: Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI).
MINISTERIO DE EDUCACIÓN (2013) Documento Nacional de Lenguas Originarias (DNLO). Lima: Ministerio de Educación. Disponible en: https://centroderecursos.cultura.pe/es/registrobibliografico/documento-nacional-de-lenguas-originarias-del-perú.
MINISTERIO DE EDUCACIÓN DEL PERÚ (2018) Lenguas Originarias del Perú. Lima: Ministerio de Educación. Disponible en: https://centroderecursos.cultura.pe/ es/registrobibliografico/lenguas-originarias-del-perú.
MOSELEY, Christopher [ed.] (2010) Atlas of the World’s Languages in Danger. Paris, UNESCO, 2010. En: http://www.unesco.org/culture/en/endangeredlanguages/atlas, revisado 27 abril 2014.
TORERO, Alfredo (1964) “Los dialectos quechuas”. En: Anales Científicos de la Universidad Agraria, vol. II, N° 74, pp. 446-478. Lima: Universidad Agraria.